En 1936, durante una festividad en la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, por entonces rector de la institución, protagonizó un célebre enfrentamiento con el general Millán-Astray, quien parece ser que interrumpió su discurso exclamando “¡Muera la inteligencia!”, a lo que Unamuno respondió con unas palabras que han pasado a la historia: “Venceréis, pero no

En ese escenario, la competencia comunicativa deja de ser solo una destreza escolar que haya que trabajar de forma interdisciplinar porque lo diga una ley. En

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Se ha otorgado al sistema educativo público y a sus docentes la temerosa responsabilidad de subir o bajar a los ciudadanos de clase: es la narrativa del ascensor social

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A pesar de que siempre nos quejemos y de que vendan más los mensajes derrotistas, los centros educativos españoles están repletos de jóvenes sens

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La escuela contemporánea tiene como nueva responsabilidad educar frente a las injusticias ligadas a las grandes tragedias que acarrean daños materiales y

En el capítulo X de la novela Óliver Twist, de Charles Dickens, una turba persigue al desvalido protagonista por las callejuelas de Londres, al grito de “¡Al ladrón!”, “¡Prendedle!, ¡Detenedle!”. El i...

En el capítulo X de la novela Óliver Twist, de Charles Dickens, una turba persigue al desvalido protagonista por las callejuelas de Londres, al grito de “¡Al ladrón!”, “¡Prendedle!, ¡Detenedle!”. El instinto depredador de la muchedumbre se aprovecha de la inocencia del protagonista que, al final del episodio, es apresado tras ser derribado por un puñetazo propinado por un viandante. Óliver no tendría más que nueve o diez años en esta inmortal obra de ficción.

En el capítulo X de la novela Óliver Twist, de Charles Dickens, una turba persigue al desvalido protagonista por las callejuelas de Londres, al grito de “¡Al ladrón!”, “¡Prendedle!, ¡Detenedle!”. El i...

En el capítulo X de la novela Óliver Twist, de Charles Dickens, una turba persigue al desvalido protagonista por las callejuelas de Londres, al grito de “¡Al ladrón!”, “¡Prendedle!, ¡Detenedle!”. El instinto depredador de la muchedumbre se aprovecha de la inocencia del protagonista que, al final del episodio, es apresado tras ser derribado por un puñetazo propinado por un viandante. Óliver no tendría más que nueve o diez años en esta inmortal obra de ficción.

En el capítulo X de la novela Óliver Twist, de Charles Dickens, una turba persigue al desvalido protagonista por las callejuelas de Londres, al grito de “¡Al ladrón!”, “¡Prendedle!, ¡Detenedle!”. El instinto depredador de la muchedumbre se aprovecha de la inocencia del protagonista que, al final del episodio, es apresado tras ser derribado por un puñetazo propinado por un viandante. Óliver no tendría más que nueve o diez años en esta inmortal obra de ficción.

Cada vez escuchan más noticias o rumores de experiencias negativas en ese sentido, o comentan lo asfixiados que se sienten al no distinguir muy bien los