Las recetas de belleza que triunfan hoy y que se usaban en el Renacimiento
Las mujeres del Renacimiento elaboraban cosméticos para aclarar la tez y el cabello, pero también para oscurecerlo; y usaban tintes para colorear mejillas y labios, se depilaban la frente para hacerla más amplia, se dejaban las cejas en una línea muy fina y solían pintarse lunares. Para embellecerse hacían preparados con ingredientes naturales y los mezclaban con metales prohibidos en la actualidad como el plomo en los polvos para emblanquecerse el rostro, agresivo con la piel de la cara; y utilizaban cal viva para depilarse. Sin embargo, el uso del aloe vera, del aceite de oliva y de la miel como base de la cosmética natural actual proviene de aquella época. Las mujeres árabes siguen poniéndose la sustancia que producen las abejas para depilarse, como en el siglo XVI. El proyecto de investigación 'Recipe', recetario para la salud de las mujeres y las enfermedades femeninas en Europa (siglos XVI-XVIII), financiado por la Conselleria de Educación y Cultura, tiene por objetivo recopilar y estudiar las recetas que usaban las mujeres en el Renacimiento para cuidarse. Analiza recetarios personales y 'libros de secretos' que han llegado a nuestros días. Lo lidera María Muñoz Benavent, profesora de Historia de la Ciencia de la Universidad Miguel Hernández, que, junto a otros expertos de las universidades de Oviedo, Salamanca y de Çanakkale (Turquía), ha publicado varias obras sobre esta temática. En el marco de este proyecto, se celebra en Alicante un congreso internacional con investigadores e investigadoras en etnobotánica, archivística, filología, estudios de género, historia de la medicina, química, farmacia y biología de catorce universidades de Austria, Bulgaria, Canadá, Italia, Reino Unido, Turquía y España. Algunas de las recetas recopiladas son tan curiosas como una en la que se ponían sangre de gallina y paloma en la cara para hacer bello el rostro. 'Tomen y mézclenlas. Y con ellas en la noche, úntense el rostro y déxenlo assí hasta la mañana. Después, lávense y verán lindo effecto (se mantiene la grafía del castellano de la época)'. Bórax, alumbre de roca o alcanfor eran algunos de los ingredientes para hacer polvos para el rostro. En una receta se invita a mezclar estos y otros componentes, 'póngalo en una jarra de vidrio llena de agua de fuente y tápenla bien. Esto hecho, póngalo al fuego dos horas y como lo hubieran sacado del fuego y estuviera fría, múdenla en otro vaso, tomen dos claras de huevos frescos y bátanlas bien. Échenlas en la garrafa del agua. Si está al sol 20 días tendrá un agua perfectísima'. Esto, explica la profesora de Historia de la Ciencia, se lo ponían en el rostro. Así como otros preparados con piedra de azufre, incienso blanco, mirra, ámbar y hacen polvo. En otra de las recopiladas, se muestra cómo usaban cal viva, lejía y oropimente, un mineral compuesto de arsénico y azufre, muy tóxico, que se usa en pintura y tintorería, para depilarse. En términos de salud, aspecto que también abarca el proyecto Recipe, aparece una para detener la regla, en la que se ataban un gato al cuello; o que para curar la rabia había que comerse el hígado del perro rabioso que les había mordido, después de comer ajos, cebollas, y beber leche y vino dulce. Asimismo, en el Renacimiento consumían ruda (una planta medicinal) para abortar en muchos países del mundo, no solo en Europa, en una época en que muchas mujeres morían jóvenes de sobreparto pues era común que tuvieran entre diez y quince hijos. La ruda se sigue usando para ese fin, aseguran los expertos. 'El papel de la mujer ha estado tradicionalmente poco estudiado, pero ha sido muy importante. En la antigüedad la salud era muy difícil de conseguir. La Medicina con los siglos ha ido especializándose y derivando en la figura del médico, que no siempre existía por entonces o no era accesible para la gente con menos poder adquisitivo. De manera que se hacía mucho uso de la medicina tradicional en el hogar y las responsables de esos cuidados eran las mujeres', explica María Muñoz Benavent. La profesora afirma que nos sorprenderían muchas cosas de las mujeres de aquella época. 'Ahora es cuando más reconocimiento tenemos por nuestro papel como profesionales. Se licencian más mujeres en Medicina, en general en todas las Ciencias de la Salud, pero realmente siempre ha sido una profesión femenina'. En el Renacimiento ellas dominaban la medicina tradicional y la doméstica, y como se puso de manifiesto durante la conferencia inaugural del congreso, a cargo de la profesora Montserrat Cabré, catedrática de Historia de la Ciencia en Cantabria y experta en el estudio de documentos medievales, 'queda constancia de que había muchas mujeres de un cierto estatus que tenían mucho libro de Medicina o de cirugía en la Edad Media y eso solo se puede explicar si eran practicantes, aunque sus nombres no aparezcan en las licencias que concedían los Reyes para su actividad'. En el marco del congreso se ha dedicado toda una sesión a la cosmética porque las mujeres renacentistas tenían muchas recetas para embellecerse, 'libros como los de nuestras madres y abuelas de las recetas de cocina. En esa época eran recetas de salud, para hacer tintas de colores o teñirse el pelo. Nos parece que eso son cosas muy recientes, pero se lleva haciendo toda la vida y está la muestra del antiguo Egipto'. Los recetarios permiten comprobar cómo ha ido cambiando el canon de belleza. Hay muchos remedios para aclararse la piel en una época en la que triunfaba la belleza al estilo de la Venus de Botticelli. 'También hay recetas para darle color a la cara, para hacer tintes para los labios', con algunos ingredientes que hoy se ven descabellados. Un químico y un farmacéutico expertos han abordado en esta cita, en el campus de Sant Joan de la UMH, el uso en esos siglos de tóxicos y metales en recetas cosméticas o de salud, 'y cómo muchas veces utilizaban mercurio (también lo tomaban para curar la sífilis) o azufre y se envenenaban para embellecerse. A veces incluso se mataban en el proceso'. Un aspecto a destacar es la mezcla de plomo en los polvos para la cara en la Época Victoriana y en la Revolución Francesa, 'es neurotóxico, lo que generaba pérdida de cociente intelectual, dolor de cabeza, agresividad, y en niveles altos convulsiones y coma'. Las recetas incluidas en el proyecto Recipe proceden del Mediterráneo occidental y se han incorporado investigadores de Turquía para cubrir el oriental. 'Muchas de las recetas son supersticiosas, pero algunas tienen base real en las plantas', señala la investigadora. El descubrimiento de la imprenta contribuyó a que naciera un género literario denominado los libros de secretos, comparables a los tutoriales de YouTube, con todo tipo de recetas que las mujeres iban recogiendo en sus casas. 'Los editores se dieron cuenta del interés comercial que tenían estos libros y empezaron a vender compilaciones. Estudiamos esos documentos, los libros de secretos, los recetarios personales de mujeres y hombres, que también tenían, y los sacamos a la luz. Los editamos y estudiamos los ingredientes para conocer cómo se cuidaban y embellecían las mujeres en el Renacimiento, en la Edad Moderna y en nuestro contexto que es el Mediterráneo', finaliza María Muñoz Benavent.