Respiró todo lo hondo. Le salía el corazón por la boca cuando sonó. Al dejar de escucharla abrió la boca. No le salió ninguna palabra. Quizás otro día. Quizás mañana.

Pasaron las horas, y con ellas aumentó su cosquilleo en el estómago. Ni siquiera desayunó en el recreo. Cuánto más se acercaba el momento, más despacio le parecía que avanzaba el reloj. Un minuto antes de que sonara la alarma se armó de valor. 👇

Se irguió cuando la vio llegar, con la hermosa melena rizada y sus animados ojos marrones, que le devolvieron la mirada cuando se sentó a su lado. Era el único momento de la mañana en la que se atrevía a mirarla sin sentir que se sonrojaba.👇

Ese momento era lo último que pensaba cuando se iba a dormir. Puso la mochila sobre el pupitre y se apoyó sobre ella, moviendo las piernas hacia delante y hacia atrás. Fueron llegando sus compañeros. Ella llegó la última. 👇

Le preguntaré a Carla si puedo irme a su casa. Al fin y al cabo soy el padre de Jimena, y la pequeña ya tiene siete meses.

Espero que a Pol, su marido, no le importe.

Microrrelato: Inesperado.

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Imaginé que era por la cena, pero ahora creo que es por el asunto con Carla y su hija por el que me disculpé.

Pensé que estaríamos en paz. Cuando me dijo hace dos años, cuatro meses y once días que Pol “tenía algo” que lo hacía atractivo no me enfadé. Ahora no sé a donde ir.👇

Ayer le preparé una velada inolvidable en la terraza, con la única iluminación de las velas y la luna, y con Michael Bolton sonando de fondo. Flores, raviolis y frizzante es una combinación que nunca falla. Se emocionó tanto que se llevó toda la noche llorando.👇

...no evitan que la humedad penetre en mis huesos. Ha tenido que llover… ¿Qué es eso? Escucho un llanto roto, lejano… espera… esa voz… ¿Qué está pasando?

¿Mamá?"

Esta noche ha sido diferente. No me he acostumbrado a la falta de movimientos y tanta oscuridad se ha hecho pesada. El olor a tierra mojada se adueña de esta minúscula estancia, y las mantas que me han dado...