Netanyahu torpedea el acuerdo y exige al movimiento islamista entregar en un día la mitad de los rehenes sin garantías de que acabará cumpliendo lo pactado: el fin de la guerra

Israel, la única democracia de Medio Oriente, guarda peligroso silencio sobre las masacres y crímenes de guerra de representantes de la prensa internacional ocurridas en el transcurso de la guerra recrudecida en Palestina desde el 7/10/23 violando el Convenio de Ginebra y la Declaración de DDHH y poniendo en vilo la libertad de prensa. La renuencia de los medios internacionales a mostrar solidaridad con los periodistas palestinos podría ser contraproducente. El 26 de diciembre, el ejército israelí difundió un comunicado de prensa en el que intentaba justificar un crimen de guerra. En él admitía abiertamente que el ejército había incinerado a cinco periodistas palestinos en un vehículo de prensa claramente identificado frente al Hospital Al-Awda, en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza. Las cinco víctimas fueron Ibrahim Sheikh Ali, Faisal Abu al-Qumsan, Mohammed al-Ladaa, Fadi Hassouna y Ayman al-Gedi. Ayman había llegado al hospital con su esposa, que estaba a punto de dar a luz a su primer hijo; estaba visitando a sus colegas en el vehículo cuando fue embestido. Su bebé nació varias horas después y ahora lleva el nombre de su padre, a quien no se le permitió vivir lo suficiente para celebrar su nacimiento. El ejército israelí afirmó en su declaración que los cinco palestinos eran “agentes que se hacían pasar por periodistas” y que difundían “propaganda de combate” porque trabajaban para el canal de televisión Al-Quds Al-Youm, afiliado al movimiento Jihad Islámica Palestina. El ejército israelí no afirmó que los cinco llevaran armas o que participaran en alguna acción armada. Muchas publicaciones occidentales citaron la declaración del ejército israelí como si fuera una posición objetiva y no una propaganda que encubre un crimen de guerra. No aclararon a sus lectores que atacar a periodistas, incluidos aquellos a los que se pueda acusar de promover “propaganda”, es un crimen de guerra; todos los periodistas están protegidos por el derecho internacional humanitario, independientemente de que a los ejércitos les guste o no su información. El artículo 79 del Protocolo Adicional de los Convenios de Ginebra establece que todos los periodistas “que ejerzan misiones profesionales peligrosas en zonas de conflicto armado serán considerados civiles… [y] estarán protegidos […] y sin perjuicio del derecho de los corresponsales de guerra acreditados ante las fuerzas armadas”. Haciendo caso omiso por completo de estas disposiciones del derecho internacional, el ejército israelí ha llevado a cabo una ola de asesinatos de periodistas palestinos durante los últimos 15 meses. Según la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, 201 periodistas palestinos han sido asesinados en Gaza desde el 7 de octubre de 2023. Otros recuentos elevan la cifra a 217 . Israel no sólo se niega a reconocer a cualquier trabajador de los medios de comunicación palestino como protegido, sino que también prohíbe a los periodistas extranjeros entrar en Gaza. pero reconoció la autoría de lo que ha descrito como un “ataque selectivo” contra lo que ha llamado “un escuadrón de la organización terrorista Yihad Islámica”. Las autoridades israelíes consideran al canal Al Quds, fundado en 2008, uno de los brazos mediáticos de Hamás. Ha sido verdaderamente inquietante que los medios de comunicación internacionales hayan hecho poco para protestar contra esta prohibición. Salvo una petición firmada por 60 medios de comunicación durante el verano, los medios internacionales no han dado seguimiento consistente a estas demandas durante 15 meses. Si a un importante medio de comunicación no se le permite el acceso a un lugar determinado, a menudo se incluye una indicación de esta prohibición en los informes de prensa como forma de protesta. Sin embargo, en el caso de Gaza, a Israel se le da vía libre, especialmente por parte de los principales medios occidentales, y los comunicados de prensa israelíes se presentan regularmente como hechos. Esta complacencia ha permitido a Israel controlar la narrativa y propagar su afirmación de que se trata de una guerra defensiva llevada a cabo por “el ejército más moral” del mundo dentro de los parámetros del derecho internacional. Aunque los expertos de las Naciones Unidas, algunas ONG israelíes como B'Tselem y todas las principales organizaciones internacionales de derechos humanos han denunciado las acciones de Israel, los medios tradicionales siguen dándole el beneficio de la duda. En los raros casos en que los medios occidentales han investigado las denuncias israelíes, como hizo recientemente The New York Times , las conclusiones repiten abrumadoramente los informes que los medios árabes y algunos israelíes de izquierda habían publicado meses antes, en los que se describían los graves crímenes que se estaban cometiendo. Una de las razones por las que hemos llegado al punto en que Israel, la autoproclamada “única democracia en Medio Oriente”, masacra a periodistas con impunidad es porque nunca rindió cuentas por su gradual intensificación de la violencia contra los trabajadores de los medios durante todos estos años. Si se normaliza un comportamiento tan abominable en zonas de guerra, ningún periodista, independientemente del pasaporte que lleve, estará a salvo. 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"We Ukrainians know what it means not to wait for what tomorrow will bring, but to fight for every single day, and every year of freedom," President Volodymyr Zelensky said.

VORÁGINE estableció la identidad del encapuchado de la Operación Orión con una entrevista a un excomandante paramilitar y documentos judiciales.