No es que sea una novedad, pero parece que ha vuelto el hábito de erigir como referentes literarios a gente que escoge el sinónimo más rebuscado del diccionario y no puc més con tanta impostura.

Esa ha sido mi línea de conclusión también.

Cuando lo leí, puse cara de repelús con cada frase. Y sentí un escalofrío constante en la espina dorsal.

Doblarán.

Y tanto que lo necesitamos 🥹

Yo vivo desquiciada por poder verlo 🥺🥲

Me he quedado en el sitio de la impresión y de lo bello que es. Mil gracias por el descubrimiento, me pasaré por la expo antes de que la quiten.

¡Qué interesante! No conocía a Anka Moldovan. ¿Tienes alguna foto? Tengo curiosidad.

Uy. Toca sacudirlo de naftalina, que lo tengo abandonado. Solo son poemas traducidos que me gustan, sin pretensiones...
avionesdebabel.wordpress.com

Antiguamente se decía que al abrirse los cielos durante la noche de Sânziene pueden ocurrir tanto cosas buenas como malas, porque las fuerzas del bien y el mal luchan para gobernar en la Tierra. La fuerza que saliera victoriosa de esta justa es la que marcaría el destino del año en curso.

☀️🌑

Se dice que ese día, a medianoche, se abren los cielos. No sé muy bien cómo pueden abrirse, pero es lo que dicen, que durante la noche de Sânziene se abren los cielos. Aunque tal vez solo se abran para aquellos que sepan mirar».

(Extracto de La noche de San Juan de Mircea Eliade)

«Pueden suceder todo tipo de milagros […] No obstante, alguien debe enseñarte a mirar para distinguirlos. De lo contrario, ni reparas en ellos. Te los cruzas sin saber que son milagros. […]

El autor no solo quiso ilustrar el simbolismo del solsticio de verano, las imágenes y los temas del folclore rumano y europeo, sino también reconciliar al realismo histórico con lo fantástico y, sobre todo, con los mitos arquetípicos.

El reconocido historiador, filósofo y novelista Mircea Eliade recoge en _Noaptea de Sânziene_ (La noche de San Juan) la leyenda que hay detrás de esta tradición y la convierte en una novela redonda en todos los sentidos.

Al atardecer, las jóvenes subían a la colina del pueblo, se colocaban en círculos y bailaban imitando el recorrido que hacía el sol desde el amanecer hasta el ocaso. Un ritual de purificación y de culto al sol para celebrar el triunfo de la luz sobre la oscuridad.

En algunos pueblos de Transilvania durante la noche se encendían hogueras, la gente cantaba, gritaba y tocaba el «bucium» o «tulnic» para ahuyentar el mal.