Si no educamos a nuestro alumnado en un uso crítico, ético, seguro y responsable, corremos el riesgo de que KARR tome el control, y con él, todos los efectos degenerativos que queríamos evitar.

ChatGPT no nos hace tontos. Un uso acrítico y pasivo de la IA generativa sí puede causar efectos degenerativos en nuestro aprendizaje.

La reflexión sobre el uso de la IAG es más pedagógica que tecnológica.

⚠️ Pero si la usamos como KARR, caemos en la Inversión: cedemos el control, reducimos la implicación cognitiva, perdemos autonomía intelectual y comienza la dependencia y la confianza excesiva en la IAG.

Ahí entra el modelo ISAR (Inversión, Sustitución, Aumento y Redefinición) de Bauer, Greiff y Graesser.
⚡️Cuando usamos la IA como KITT, alcanzamos el estadio de Redefinición: la tecnología amplía nuestro pensamiento y nos permite aprender de maneras nuevas e impensables.

Estudios recientes como la paradoja de la memoria de Barbara Oakley muestra que delegar el pensamiento debilita la comprensión y la memoria de trabajo.
El experimento Your Brain on ChatGPT del MIT comprobó que el uso pasivo de la IA reduce la actividad neural asociada al razonamiento.

Podemos usar la IAG como KITT, en modo NORMAL CRUISE 👉 para amplificar y redefinir nuestras capacidades humanas.
O como KARR 👉, cayendo en AUTO CRUISE, donde la máquina sustituye nuestros procesos mentales.

⚠️Pero existía su gemelo oscuro, KARR, una versión sin límites ni control humano. Mientras KITT complementaba al conductor, KARR lo sustituía, y cuando eso pasaba, el caos era inevitable.