20 años de Xbox 360: El error de 1150 millones que casi mata a la marca
Las tres luces rojas indicaban un fallo general en Xbox 360, algo que afectó a millones de usuarios poco después del lanzamiento de la consola.
La consola Xbox 360 fue un punto y aparte en la historia de Microsoft dentro de la industria del hardware. La máquina vendió más de 80 millones de unidades y fue todo un éxito para el gigante estadounidense. Sagas de renombre como Gears of War, Halo o Forza Motorsport tuvieron la culpa, pero también un número incontable de juegos third-party que escogieron a esta consola como opción principal. La apuesta por un servicio online y sobre todo un precio muy competitivo hicieron el resto.
Se habla de que incluso podría haber tenido un mayor éxito de no haber sido por el temible problema de las tres luces rojas. Se trataba de un código interno de Xbox 360 que indicaba un fallo general en el funcionamiento del hardware. En el frontal de la máquina teníamos el botón de encendido, que se mostraba en verde cuando funcionaba correctamente. El problema venía si se iluminaba en rojo. Una sola luz indicaba un fallo en un componente, dos luces eran sinónimo de sobrecalentamiento, mientras que tres luces te hacían presagiar lo peor.
El terror de las tres luces rojas de Xbox 360
El fallo fue conocido como el anillo rojo de la muerte, en homenaje a la icónica pantalla azul de la muerte de Windows. Cuenta Peter Moore, por aquel entonces ejecutivo de Xbox, que el número de consolas afectadas comenzó a preocupar y no dejaba de crecer: "Los medios empezaron a decir que la máquina se había lanzado de forma apresurada y como resultado el porcentaje de consolas afectadas era enorme, con números nunca vistos".
Y era verdad. Tal y como comenta Moore, había una cierta presión por lanzar Xbox 360 antes de que llegara PlayStation 3: "Nuestra consola debía convertirse en el arranque de la nueva generación". Cuentan los ingenieros responsables que se les dio una cantidad ridícula de tiempo para trabajar. El suministro de componentes llegaba siempre con retraso, con lo cual no tenían apenas tiempo para diseñar el hardware y probarlo.
Luego existía otro problema, y es que la cadena de producción era tan ambiciosa (el lanzamiento de Xbox 360 fue casi simultáneo en varias regiones) que les resultó imposible detectar todos los errores. Tuvieron constancia de que había inconsistencias en muchas máquinas, y de hecho llegaron a apartar 600.000 consolas durante el pico de la producción por diversos fallos. Finalmente, el equipo técnico pareció dar con todos los errores, y se prepararon para el lanzamiento, el cual tuvo lugar a finales de 2005.
Según cuenta Microsoft, la recepción de la consola fue sobrecogedora y les costó atender la enorme demanda. Sin embargo, hacia mediados de 2006 empezaron a surgir los primeros casos con las temidas tres luces rojas. En Microsoft no sabían lo que hacer, porque no se parecía a los errores que habían detectado previamente. Estuvieron un tiempo sin saber lo que ocurría con el hardware, pero seguían vendiendo consolas, con lo cual el problema se iba haciendo cada vez más grande.
¿Cuál era la razón de las tres luces rojas?
Además, cuando reparaban una consola, eso no garantizaba que el error no volviera a surgir. La solución era detener la producción. Entonces localizaron el problema, y se encontraba en la soldadura de los componentes. Cuando enciendes y apagas la consola, los circuitos internos se someten a subidas y bajadas continuas de temperatura.
Esto se unía a una refrigeración insuficiente. Xbox 360 tenía un diseño demasiado compacto y una mala ventilación interna (con disipadores poco eficientes), lo cual provocaba sobrecalentamientos en la CPU y GPU. El resultado es que el contacto eléctrico entre los componentes se acababa perdiendo, debido a una aleación frágil y que acababa rompiéndose, dando lugar a fallos graves.
Estos problemas iban a tener un impacto brutal en la economía de Microsoft. El coste de devolución de cada sistema defectuoso, unido al coste de reparación y las pérdidas en ventas, iban a suponer 1150 millones de dólares a Microsoft. Peter Moore recuerda la reacción de Steve Ballmer (CEO) al contarle el gran problema, pero este simplemente le dijo que cogiese el dinero, lo resolviese y siguiera adelante. Este paso fue trascendental, y sin el cual probablemente la marca no podría haber continuado.
La imagen de Xbox estaba deteriorada, pero al menos Microsoft estaba respondiendo y tratando de compensar a los consumidores. Entre otras cuestiones, se amplió la garantía de todas las Xbox 360 hasta los tres años (en lugar de ofrecer solamente uno como hasta entonces). El proceso de reparación de unidades se alargaría durante varios años, hasta el 2011. Se estima que podrían haber estado afectadas más del 50% de las máquinas que se pusieron a la venta.
Sin duda, se trataba de un fallo masivo, aunque se fue mitigando con la aparición de nuevas versiones de Xbox 360. Se mejoraron los disipadores, se construyeron una CPU y GPU más eficientes, y ya con Xbox 360 Slim se incrementó considerablemente la fiabilidad. Pero esto ocurrió en 2010, y hasta entonces la incertidumbre de que aparecieran las tres luces rojas de la muerte era altísima.
Con la lección aprendida
En cualquier caso, y a pesar de todos estos problemas, Xbox 360 fue todo un éxito. Aparte de la alta definición y su espléndido catálogo de juegos, se planteó como un importante dispositivo multimedia, y fue una consola pionera en la distribución de contenidos digitales. Xbox Live ofrecía una experiencia online robusta, con funciones integradas como los famosos gamertags y logros. También llegó a plantar cara a Wii con el dispositivo Kinect, el cual apareció durante su ciclo de vida.
Los problemas de Xbox 360 en torno a la construcción de su hardware sirvieron además para no repetir errores en la fabricación de Xbox One, que tendría, por otro lado, otros retos que afrontar. ¿Cómo viviste esto? ¿Llegaste a tener una Xbox 360? Cuéntanos en los comentarios tu experiencia con la máquina y si llegaste a sufrir el fatídico problema del anillo rojo de la muerte.