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Pasaron días, semanas y quizás meses. Cada vez que encontraba un obstáculo, como una piedra o raíces sumergidas, el nenúfar lo rodeaba o seguía empujando.
Pasaron días, semanas y quizás meses. Cada vez que encontraba un obstáculo, como una piedra o raíces sumergidas, el nenúfar lo rodeaba o seguía empujando.
En un lago tranquilo, había una semilla de nenúfar sumergida en el lodo, en el fondo del agua. Allí, en la oscuridad y la quietud, parecía que no había mucho por hacer. Sin embargo, la semilla sentía dentro de sí un impulso de crecer, una fuerza natural que la guiaba hacia
En un lago tranquilo, había una semilla de nenúfar sumergida en el lodo, en el fondo del agua. Allí, en la oscuridad y la quietud, parecía que no había mucho por hacer. Sin embargo, la semilla sentía dentro de sí un impulso de crecer, una fuerza natural que la guiaba hacia