—Que respondas.

—Pffffffff. ¿Son tuyos o son míos?

—Que no sientas ni un mínimo de vergüenza me fascina.

—Ibas algo bien, Rhaena. Eres tan decepcionante... Según me he informado, los bastardos tienen vuestro mismo tono de piel y los mismos ojos violetas. ¿Casualidad? ¿Dos rasgos distintivos a la vez? Lo dudo.

—Perfecto. Trataré de hacerlo cuando estés con ellas y no se les borrará jamás de la cabeza. ¿Te parece bien?

—Si acabo contigo primero, ¿sufrirán más que tú cuando caigan una a una, Jasline? Venga, sé sincera y me lo replanteo.

Por supuesto que no acaba de fiarse. Sabía de sobra el ensimismamiento que profesaba Rhaena hacia la tal Valaera. —Lo tendré en cuenta. Piensa en lo que te conviene. La putilla acabará casada contigo o con Baela, y a ella aún no se lo he propuesto. Dirá que sí al instante, digna hija de su padre.

+ les dé a probar mi polla, a ver qué piensan. Primero a la más joven.

—Yo no soy Mysaria, Jasline. Cuando empiezo un trabajo, lo termino —los ojos violeta destellaron—. O la putilla se casa con una de mis gemelas, o paso por la espada a lo que más quieras, y eres tan idiota que lo haces evidente día tras día —qué bochorno, tantos gestos amorosos, débiles—. Quizá +

+ la gaviota no? ¿Lo dices de verdad o solo pretendes endulzarme los oídos?

—Rhaenyra es una debilucha que se deja manipular por la hija zorrilla de Otto. Además, la relación con mi sobrina nunca fue la mejor —el fantasma de una sonrisa bailó en sus labios. Le dolía tomar aquella decisión, pero la consideraba necesaria—. Daeron importa, claro que sí. ¿La putilla de +

+ otra vieja.

Le hizo gracia la consternación en el rostro pecoso. Se las daba de digna cuando en el fondo solo era una puta con suerte. —Jasline, nunca dejarás de dar lástima. Mantenida por una chiquilla casi extranjera durante toda la vida —bufó—. Cuando te mueras, que estás tardando, se buscará a +

—Apesta a humillación —acabó soltándola, apartándose unos pasos, asqueado—. Quizá lo haya hecho. Me preocupa que una de mis herederas tenga esta actitud, pero está bien. Si tanto prefieres a la putita, dejarás de pertenecer a la casa del dragón.

Soportó el embate con una sonrisa déspota en el rostro que pronto mutó a la carcajada. —Esté donde esté, Mysaria se arrepiente de no haberle aflojado unos golpes más a la cantantucha —soltó aire por la nariz—. No temas. Pronto llegará el fuego y la sangre a Lys.

—Solo me preocupo por limpiar tu nombre. Mira a Baela, ella sabe lo que le conviene y justo por eso evita pisar la isla de las putas —apretó más—. ¿No entiendes que los bastardos pueden perjudicarnos a la larga? Debemos atarlos en corto. O te casas, o sacaré a relucir a Hermana Oscura.

—El dragón no obedece a las ratas, y cuando está en pleno vuelo, arrasa con toda ave. ¿Cómo se llama la cagada de gaviota que ha rechazado a mi hija?

La agarró de la nuca, fuerte e intimidante. —Se te resiste todo, Rhaena. Ser digna de tu casa, los dragones y las propias mujeres. ¿Qué puede tener una mierdecilla Arryn mejor que la sangre del dragón?