La Europa de las Cinco Naciones – Luis Suarez Fernández
## La Europa de las Cinco Naciones – Luis Suarez Fernández
Por Carlos Jenal | Deja tu comentario »
**Saliendo de la zona de confort**
Como ustedes ya sabrán, en ocasiones leo libros que se salen de mi zona de confort. Este es uno de ellos. O al menos esa era la idea, porque de una manera perversa, el libro me ha gustado. Tengo cierta debilidad por lo rancio cuando se presenta de manera pura y sin adulterar, y entre que aquí el grado de pureza (y por ende de coherencia interna) es muy alto, la obra fue presentada por la Real Academia de la Historia en 2008, y el autor (fallecido en 2024) escribió la polémica entrada de Franco en el Diccionario Biográfico Español, pues está claro que aquí está, si no la fuente primigenia, sí un estupendo resumen de la cosmovisión global de la derecha española. Una que además no se rebaja a componendas populistas, sino que te dice claramente:
> la homosexualidad no puede ser legitimada porque contradice el orden mismo de la Naturaleza.
El celibato de por vida y llevar a ancianos seniles a votar con la papeleta del Hizbulláh Hispano en la mano temblorosa, en cambio, es un comportamiento ampliamente documentado en jirafas, capibaras, gaviotas, koalas, y la mayoría de las especies de delfines.
Sin embargo, no se trata de una guía rápida, “cómo cabrear a los progres en 12 cómodos pasos”, no señor. Esta es una cosmovisión condensada en 1500 páginas que se va por peteneras místicas tan sofisticadas que al 95% le resulta ajeno. Igual que el 95% de los progres tampoco podría explicar lo que son la plusvalía, el _Überbau_ o la sobreacumulación, por otra parte. Ni falta que hace. El anarcosindicalista que inyecta silicona en un cerrojo, o el patriota que apalea a un inmigrante como forma de asegurar un futuro a los niños blancos, saben que ya hay alguien por ahí haciendo la labor intelectual. Alguien que probablemente se horrorice de lo que se hace en su nombre, pero esa es otra. Ya veremos si LSF entra por ahí, pero lo cierto es que es uno de esos archirreaccionarios que está veinte pueblos a la derecha de VOX en temas como la legitimidad del poder o la forma del estado… pero que luego te puede sorprender con una postura ante el capitalismo que está veinte pueblos a la izquierda del PSOE (aclaro que sus críticas al capitalismo no se extienden a la propiedad privada, que es poco menos que un don divino).
Este libro pretende ser un libro sobre “Europa”, desde el Imperio Romano hasta 1945. Con una tesis central bastante concisa: “Europa” = “cristianismo” = “todo lo que es bueno”. Eso es salir ganando. Pero no un cristianismo cualquiera, sino única y específicamente el de la cristiandad latina. Incluso los greco-ortodoxos, con toda su buena fe, la han cagado. A cambio, LSF ni siquiera tendría problemas en admitir que hay cosas buenas en el marxismo (aquellas que vengan del cristianismo, como apreciar el trabajo como un bien absoluto en vez de una mercancía, el resto por supuesto que viene de Satanás). Incluso, que el nacionalismo no se justifica frente al universalismo cristiano, aunque por devenires históricos haya que haber echado mano de esas Cinco Naciones. En suma: que “Europa” es una serie de valores e instituciones que han montado y preservado solo cinco naciones: Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, y esa que todos amamos tanto. Los eslavos, unas gentes que así a lo tonto ocupan medio continente, no son “Europa”, se siente. Si acaso, el catolicismo eslavo puede aspirar a ocupar una esquina de la Nación Germana. Así se hizo en el Concilio de Constanza, ¿y quiénes somos nosotros para contradecirle?
**Los comienzos: tardoimperio y medievo**
Así que nada, empezamos con Diocleciano, que divide el imperio occidental en seis diócesis. Una -África- se perderá ante los mahometanos, pero las otras cinco serán el germen de las afamadas “cinco naciones”. La verdad, yo en la Wikipedia no logro encontrar una Diócesis Germaniae y me sobra la Pannoniarum, pero me falta la clarividencia del catedrático emérito, que tiene visión 20/20 en un ojo y es ciego del otro (del izquierdo, generalmente).
La Wikipedia es el Anticristo.
En esta parte del libro hay lo que parece mucha cháchara, para justificar la pregunta obvia: si el cristianismo es tan fetén y tan lo más mejor, ¿por qué Roma, que tenía ya mil años, se derrumba al siglo de adoptarlo como religión oficial? Porque a mi no me ha terminado de quedar claro, más allá de _Deus ex machina_ , plan de Dios y la maldad de los hombres. Supongo que se debe a mi ignorancia, pero no descarto que aquí LSF esté jugando al despiste. (Lo cual, teniendo en cuenta el inenarrable cachondeo psicotrópico que era la teología cristiana durante los tres siglos anteriores al comienzo del libro, denota cierta inteligencia.)
Finiquitado el Imperio, pasamos al medievo… ¡con otro Imperio! Perdón, no es otro, lo que el Papa Leo III hace al plantar (por sorpresa y sin anunciárselo) la corona en la cabeza de Carlomagno es restaurar, sin tacha ni mácula y con perfecta continuidad, el Imperio Romano en Occidente. De hecho, como el imperio de oriente en ese momento está gobernado por una -puaj- mujer, esto convierte a Carlomagno en el UNICO emperador, coronado por ese pontífice romano al que incluso los patriarcas orientales reconocían como superior (aquí tuve que dejar el libro un rato por las risas).
La verdad es que mientras proseguimos con la Edad Media, la cosa empieza a tufar. Sí, LSF tiene toda la razón en que es una época que se ha malinterpretado y denigrado injustamente como “Edad Oscura”, pero también es cierto que la pinta un poco demasiado de rosa. HABER, desde el punto de vista del cristianismo latino se justifica: tras unas amenazas iniciales (vikingos desde el norte, magiares y eslavos desde el este, musulmanes desde el sur), viene una expansión casi continua que además para el siglo XV coincide con la derrota del cristianismo griego ante el islam. Y las amenazas son mayormente externas, y además se resuelven cristianizando a vikingos, magiares, moriscos y eslavos (se dedica un parrafito a los albigenses, pero para dejar claro que su _conceto_ de Cristo está equivocado y que el genocidio la intervención humanitaria estaba plenamente justificada). Es decir, la vieja fantasía reaccionaria de que con una sociedad homogénea y uniforme se resuelven todos los problemas.
Antes había religión y todo era bueno, ahora solo hay homosexualidad y falsos ídolos.
Esto es lo de siempre: el cristianismo, como cualquier ideología, te promete que todo será fetén, y si eso no pasa pues se culpa al enemigo habitual. Lo hacen los católicos, lo hacen los protestantes, lo hacen los marxistas, lo hacen los maoístas, lo hacen los liberales. La cosa es que el catolicismo ya lleva un tiempo dando vueltas por ahí, y durante el 80% de su existencia no había ni bolchevismo, ni maoísmo, ni liberalismo, ni la madre que los parió. Entonces, la afirmación “la doctrina social de la Iglesia lo resolvería todo si toda la sociedad fuese cristiana y si no fuese por los pérfidos liberal-comunistas” tiene que responder a “en la Edad Media no había liberal-comunistas y todos eran cristianos, ¿por qué fue aquello un periodo tan oscuro?” Contradicción que prácticamente obliga al fascio y a la reacción a retratar el periodo como hermoso, glorioso y toda la pesca. Sí, la esperanza de vida era como de 27 años y tus posibilidades en la vida ya estaban condicionadas por la casta de tu nacimiento, pero eso son detalles. Y LSF afirma la grandeza del periodo con una caradura de tres pares:
> Suprimir de golpe la servidumbre hubiera podido causar un daño tremendo. Es un error muy serio el que cometen los historiadores fieles a la ideología marxista cuando llaman a la servidumbre “modo de producción feudal”. El feudalismo es, en Occidente, un primer paso hacia la libertad.
>
> […]
>
> Dos condiciones -la designación por Dios que reconoce el nacimiento y la transmisión hereditaria- acabarán imponiéndose como características esenciales de la europeidad.
>
> […]
>
> Un sabio creyente contempla iluminadas zonas que para el no creyente permanecen en la oscuridad. Esto es lo que niega, de manera radical, el amplio y variado agnosticismo de nuestros días.
>
> […]
>
> Las diferencias en el seno de la sociedad se establecían sobre criterios de función y no de riqueza. La nobleza y los eclesiásticos, cuyos deberes militares y pastorales estaban bien definidos, formaron desde antiguo estamentos privilegiados, es decir, regidos por medio de “leyes propias” que comenzaban estableciendo prohibiciones en el comercio y los oficios mecánicos.
>
> […]
>
> …se establecen los postulados que han de permitir a la ciencia europea progresar sin término, desasida sen embargo de toda moral. Conviene recordar que la “solución” final nazi para el problema judío fue planteada desde un punto de vista científico, lo mismo que el arrasamiento de ciudades japonesas por medio del átomo.
>
> […]
>
> Hasta aquel día en que, derribando a hachazos el Irminsul de Gelmar, San Bonifacio pudo demostrar que el tiempo de los antiguos Dioses había pasado.
Lo de destruir lugares de culto ajeno, que quede claro, está muy feo. Pero parece que si lo haces en nombre de la Fe Verdadera ya no lo es tan malo como en 1936.
**Metamos a Dios en esto**
Para que este post no llegue a una extensión similar al libro, vamos a saltar directamente al cogollo del meollo del bollo. Aunque se dice de “Europa”, este es un libro sobre Dios, que, si no es mencionado en cada página, lo parece. Al principio es que ni te lo crees, ¿realmente toda tu filosofía del poder político se va a basar única y exclusivamente en la existencia de Dios tal como la expusieron un montón de obispos a sueldo de Constantino I? ¿En pleno siglo XXI y seguimos con esas, amparado además por instituciones públicas? (Aunque supongo que la Real Academia de la Historia es pública para las subvenciones y privada para las opiniones.) Y de hecho las primeras 100 páginas o así hay como una ambigüedad, un uso de formas, fórmulas y tiempos verbales que permitiría argumentar, “no lo digo yo, esto es lo que pensaban en el siglo IV”, y piensas que esto va a ir de “yo no digo que Dios exista, pero digo que la sociedad era mejor cuando todos creíamos en Dios”. Pero pasada esa introducción se ve que el padre confesor le ha dado un toque y ya vamos a calzón quitado. Dios ya no es ese _conceto_ que es necesario entender para entender la época y sus gentes (porque sus buenas gentes, me temo, sabrían tan poco de esos detalles como las buenas gentes de hoy sobre el sistema tributario), sino la base de todo.
Para un ateo rojazo, pues, esto es equivalente a una historia de Europa basada en todas sus dimensiones sobre la existencia del Ratoncito Pérez, los Reyes Magos, o Spiderman. Y ojo: no un Spiderman cualquiera, sino el Ultimate Spiderman tal como lo aprobó el Concilio de Nicea del año 325, unigénito nacido de Marvel Comics, engendrado (no creado) por Stan Lee sin pecado concebido, mutante por modificación genética y no radiación, Peter Parker verdadero de Peter Parker verdadero, y a los que afirman que antes del Ultimate estuvo el Amazing y que el Canon es sujeto de cambio y alteración y _reboots_ , a esos la Santa Madre Iglesia los anatemiza y condena a las tinieblas de DC Comics. Cualquier otro Spiderman es herejía, y por eso otros cristianismos como el copto o el asirio han sido incapaces de llegar a nada. Pero no permitamos que esto nos despiste: LSF no es solo un capillita, no. Es un historiador de IDEAS, y todo el andamiaje católico preconciliar que se monta es un andamiaje de IDEAS. Y si Dios es una IDEA, forzosamente tiene que existir y no podrá morir nunca.
Y como LSF es un señor interesado mayormente en las IDEAS, no se le caen los anillos por desmontar mitos tradicionales de la Derecha y decir que lo de Covadonga se ha exagerado muchísimo, que Pelayo, Favila, Alfonso o Fruela eran más _warlords_ que reyes, que Calatañazor nunca ocurrió, que la Donación de Constantino es _fake_, que en los Tercios de Flandes los españoles solo eran una minoría, que España en el XIX era un escenario completamente marginal de la política europea, e incluso que lo del apóstol Santiago enterrado en Galicia es una mentira piadosa (pero que como ayudó a meter a España en la cristiandad occidental, pues _oche_ , bien está). De hecho, es incluso escéptico con respecto a milagros y apariciones marianas: Cristo vino y nos trajo LA VERDAD, todo lo demás es adorno innecesario y gentes simples a las que se les ha recalentado la cabeza. Si alguien acaba beatificado y santificado, que sea por sus contribuciones teológicas, no por curar gratis la polio. LSF renuncia a batallar hechos (sobre todo cuando no le dan la razón, claro) porque él quiere dar la batalla de las IDEAS.
IDEAS, claro, que sobre el papel quedan muy bien: universalidad cristiana, _dignitas humanae_ , y que las personas siempre siempre SIEMPRE merecen otra oportunidad para alcanzar la salvación. Básicamente lo contrario que el programa del catolicismo político realmente existente, supongo que también por la maldad de los hombres.
Ir a misa no es garantía de nada: ¡el propio ABC ha acabado condenando a los infiernos a la mitad de la gente en esta portada!
**La puta modernidad: la previa**
Toda esta maravillosa Edad Media llega a su culminación en el siglo XIII, que es el de “plena madurez” de la cristiandad, y claramente el Imperio Romano de la Mente de LSF. Pero ya saben, la maldad de los hombres se lo carga todo. En este caso, la Caída llega en 1282: Sancho IV de Castilla depone a su padre en todo salvo en nombre, pero sobre todo los franceses, que se hacen tan hegemónicos que pintan más que el Sacro Imperio e incluso controlan el Papado, al que unos años después llevarán a su cautiverio de Aviñón. Y encima la economía va mal (que la economía va mal LSF lo detecta en “el empobrecimiento de las rentas”, lo que nos sugiere que estamos ante un señor que en su p*ta vida ha pagado un alquiler y además ha configurado su cosmovisión alrededor del hecho – ¡razón de más para estudiarlo, por otra parte, dado que lo que se viene lo traerá gente con la misma cosmovisión!). También hay una pandemia de nada que se cobra entre un tercio y la mitad de la población europea… pero eso ocupa apenas dos parrafitos, que hay que reservar veinte páginas al enfrentamiento ente escotistas y tomistas.
(INCISO: una de las ventajas de ser un engreído con lecturillas germanófilas es que les puedes encontrar fallos a otros que, pese a sus credenciales, no las tienen. LSF, por ejemplo, afirma que “junker” viene de “yuguero”, cuando viene de _Jungherr_ , “joven señor”, pues los aristócratas que se apropiaron de esas tierras en las cruzadas bálticas eran los segundones. “Caballeros Portaespada” es una traducción un poco MEH para _Schwertbrüder_. Del Viejo Fritz, al que califica de ejemplar y eficaz, no va a dar bien ni el año de la muerte. Todo el resumen sobre Bismark y la unificación es psicotrópico. Y al ejército prusiano de 1860 en adelante lo va a llamar “La Wehrmacht”. Y claro, acabo pensando lo mismo que cuando leo de un tema conocido en los medios generalistas: si en esto no aciertan ni de casualidad, ¿cuánto de fiar es lo demás?)
El periodo nos trae también los primeros atisbos del Renacimiento, y también de un término hoy muy disputado, el del “humanismo”. Un término polisémico, que inicialmente era solo “¿y si volvemos a los clásicos grecolatinos para aprender sobre el hombre?” y luego ya derivó en su quinta acepción, “ _Sistema de creencias centrado en el principio de que las necesidades de la sensibilidad y de la inteligencia humana pueden satisfacerse sin tener que aceptar la existencia de Dios y la predicación de las religiones_ ”, momento en que la Iglesia naturalmente le dedicó todo su odio e inquina. Pero el término era demasiado útil, o resultó demasiado atractivo por eso de valorar a la gente, así que el catolicismo ha intentado apropiárselo mediante el “humanismo cristiano”, razón por la que LSF nos lo pone hasta en la sopa.
Miguel Servet, y este sí era humanista, fue condenado a la hoguera por católicos y calvinistas a la vez. ¡Peak humanism!
**En realidad, odiáis a Dios y a todo lo que es bueno**
Aclaramos que no, no es el caso. Básicamente, porque no podemos odiar algo que no creamos que exista. En cuanto a lo que Dios representa… pues no podemos dejar de fijarnos en ciertas cositas. Por una parte, está lo de “Dios es Amor”, y quien crea eso tiene todo nuestro respeto. Simplemente apuntar que, en el islam, Dios también es Amor. Que los que te dicen “Dios es Amor” te lo dicen un poco con la coletilla “ _y en todas las demás religiones Dios es Odio, sabeh_ ”, y no es así. Religiones que doctrinalmente afirmen que Dios es Odio, que yo sepa, no queda ninguna. El problema no es que Dios sea Amor, el problema es que cierta gente se cree que ellos tienen el monopolio del amor y de la bondad y que todos los demás adoramos a una especie de monstruo sentado sobre un trono de cráneos y sangre.
Eso, por una parte. Luego hay otra: que Dios, aparte de Amor, también es Jerarquía. De una forma totalmente natural: la existencia de Dios tal como lo presenta la Iglesia implica como mínimo una jerarquía en la que ÉL está arriba y todos los demás debajo. De hecho, leyendo el Antiguo Testamento, Dios es primero Jerarquía, y una vez que eso ha quedado claro (arrasando ciudades, anegando el mundo entero, o convirtiendo a la gente en columnas de sal), ya es cuando entra el Amor. _Tough love_. Una noción de Jerarquía que la Santa Madre Iglesia se ha encargado de cultivar y alimentar a lo largo de los siglos, bendiciendo una angelología con Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones, Virtudes, Potestades, Principados, Arcángeles y Ángeles (según nuestro añorado David Graeber, esta jerarquía es una imitación de la burocracia romana bajo-imperial), y continuando en la Tierra con el Papa, los Patriarcas, arzobispos (mayores y menores), cardenales, primados, obispos (metropolitanos, diocesanos, castrenses y los que te rondaré morena), abades, vicarios, decanos, frailes, curas y diáconos. Y hay gente a la que el concepto de Jerarquía le pone tan palote, que están dispuestos a tragar con toda la parte del Amor con tal de que les legitimen su jerarquía supremacista hacia los “otros” (herejes y morenos, preferentemente combinado).
“Somos la religión del Amor, por eso nuestro programa de recibir los cayucos a cañonazos es superior al de la izmierda”.
Vamos: que la Iglesia realmente existente, a despecho de su pretensión de ser el Cuerpo del Amor, siempre ha sido muy muy hábil jugando dos barajas: devoción mariana porque nos importan las mujeres, pero solo los hombres pueden ser curas; todos los hombres son iguales ante Dios en la hora de su muerte, pero en el nacimiento los reyes lo son por la gracia divina; al César lo que es del César para no entrar en asuntos temporales, pero al emperador le corona el Papa; no nos metemos en política pero si algunos fundan partidos que se llaman Democristianos tampoco protestamos; la carta del Amor para justificarlo todo, la de la Jerarquía para imponerlo todo. Odiar el pecado, pero amar al pecador. Siempre nadar y guardar la ropa, y esta es una clave de su éxito, y la razón por la que cualquier cura de pueblo le da sopas con hondas a toda la _Berdadera Hizquierda_ a la hora de estructurar movimientos sociales.
**La puta modernidad: empieza lo Malo**
Con esto, llegamos a la Edad Moderna, año 1500 en adelante. Con el descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo y los consabidos argumentos. Que los nativos estaban protegidos por leyes y encíclicas, que se acabó con los sacrificios humanos y que claro que pasaron malas cosas por la maldad de los hombres. Sobre sacrificios humanos ya hemos hablado y no nos vamos a repetir. La cosa es que LSF está haciendo una Historia basada en leyes de los Reyes Católicos, encíclicas papales, e IDEAS, no sobre la realidad (una de las ventajas de leer esto en formato electrónico es que les puedo decir que, en esta monumental OVRA de 1500 páginas sobre la HISTORIA DE OCCIDENTE, la palabra “corrupción” apenas aparece 9 veces, dos de ellas entrecomillada, y “explotación” 27 veces, la mitad en el sentido de “explotación agraria” – la palabra “homosexual”, en cambio, aparece 14 veces). Si LSF fuese historiador en el año 2525, señalaría que la Constitución del 78 y la Doctrina Social de la Iglesia garantizaban el derecho a la vivienda digna y al trabajo digno, así que la gente de 2025 debió vivir de p*ta madre y las quejas que vemos en las fuentes son de adanistas envidiosos. LSF sencillamente tiene la suerte de que la gente que vivía y sufría aquellos tiempos ya no está por aquí para partirle los morros.
Pero LSF sigue sorprendiéndonos, afirmando que la entrada de los Austrias, lejos del “éramos un Imperio” tan caro a los rancios, fue un desastre que “invertebró” España, al ponerla al servicio de intereses extranjeros. A cambio, le reconoce a Carlos V un sincero esfuerzo por defender la unidad de la Cristiandad, e incluso voluntad de llegar a acuerdos con los protestantes luteranos. En cuanto a los propios luteranos, pues aquí el pobre hombre tiene que hilar muy fino. Por un lado, tienen que seguir siendo “buenos”, porque si no las Cinco Naciones se van a quedar en Tres y Media, y además hoy sus sacramentos son convalidables (si te bautizas luterano y luego te pasas al catolicismo, no tienes que bautizarte de nuevo). Así que el luteranismo es simplemente un cierto voluntarismo nominalista que se ha salido de madre y disgregó la Unidad de la Iglesia, pero que como ya desde el siglo XIII los intereses nacionales parecen primar sobre la mentada Unidad, tampoco se les puede reprochar demasiado. Con eso tiramos, pero dejando claro que la culpa de todo lo malo siempre es de los protestantes, que la culpa fue de los príncipes alemanes, recordando que Lutero era muy antisemita, y que se “forzaron” conversiones mediante el “cuius regio, eius religio” (una frase que no se formuló hasta un siglo después, que fue un acuerdo entre católicos y protestantes y no una imposición luterana, que tenía numerosas excepciones -la primera de ellas, los obispos católicos-, y que por supuesto también sirvió para re-catolizar). Y un _traduttore traditore_ que me hizo mucha gracia:
> [Lutero] llevó a cabo una traducción del Nuevo Testamento al alemán, sin percatarse, acaso, de que el abandono del latín para pasar a una lengua vulgar significa en si mismo una interpretación del traductor.
Hay veces que LSF, con toda su labia y erudición, nos la deja botando, y esta es una de ellas: ni uno solo de los libros que componen la Biblia se compuso originalmente en latín. Ni uno. El Antiguo Testamento se escribió en arameo y hebreo. El Nuevo, íntegramente en griego koiné. De modo que la Vulgata, la sacrosanta Biblia en latín, palabra del Dios Verdadero y base fundamental de toda la teología católica, no es más que -por usar las palabras de LSF-, “una interpretación del traductor” escrita tres siglos y pico después de la Crucifixión. Tan fiable como la aparición de San Ultimate Spiderman en el Tony Hawk Pro Skater 2X, vamos. Ah, y Lutero era muy consciente de esto, pues su traducción la hizo directamente desde los textos originales sin pasar por el latín. Del griego koiné directamente al bajo sajón, cual turista de Hannover en un restaurante de en Nicosia.
Gyros, du Dummkopf!! Gyyyyy-ros!!
Y ya cuando entramos a valorar a Felipe II, apaga y vámonos, con párrafos como
> Felipe no mostró, en defensa [de la fe católica] la menor vacilación. Guillermo de Orange, cuyas cualidades morales eran muy inferiores a las de su oponente, salido favorecido por el hecho de que, a la larga, las tesis protestantes resultaran vencedoras, hasta un punto tal que, en nuestros días, el propio rey de España se ha sentido obligado a ofrecer una especie de reparación a la memoria de Statouder, y precisamente en El Escorial.
que usted nunca sospecharía que Felipe II pagó 25.000 coronas por la cabeza de Guillermo. Que el sistema de gobierno basado en Consejos era “garantía contra el absolutismo”, y no un divide y vencerás como la copa de un pino. Que en su levantamiento los holandeses mataron a centenares de católicos, más que la Inquisición… mientras el Saqueo de Amberes, 10.000 muertos de nada, pues es que la soldadesca se descontroló un poco. Y por supuesto perenne Ley del Embudo: los crueles anglicanos británicos exterminando católicos (y calvinistas), los pobres católicos españoles forzados a castigar a los alumbrados o a deportar a los moriscos (porque eran una quinta columna para el Turco, claro – los católicos británicos jamás habrían actuado contra el gobierno legítimo, eso solo pasa en países cainitas como España). Por otra parte, no deja de llamar la atención lo mucho que insiste en la “legitimidad del nacimiento”, que los reyes son gobernantes legítimos porque Dios los hace nacer así – pero cuando nace un desequilibrado mental que no sabe hacer la o con un canuto, o una aberración genética con más dedos que tátara-tátara-abuelos, nos encojemos de hombros y corremos un tupido velo.
Pero su mejor momento llega con la aparición de la Ciencia Moderna y el “Alejamiento de Dios”. La Iglesia perdió la batalla en el momento en que la gente, al notarse el bultito o el calambre, iba primero a Urgencias en vez de a ponerle una velita al santo – y LSF es muy consciente de ello y se le nota el resentimiento, en frases como (SIC) “Harry Potter suplanta a don Quijote”. Yo lo he gozado al ver cómo le sube el ácido cuando habla de “leyes matemáticas”, habría que ver sus notas de EGB porque ahí hay un trauma oculto. Mi favorita: que la derrota de Cuba causó un trauma a los intelectuales españoles pues [SIC] “ _cerraba definitivamente una empresa de quinientos años_ ”. Los 500 años de 1492 a 1898, sí. Apenas da estadísticas en todo el libro. Y la forma de introducir inocuos términos tecnológicos (“ondas hertzianas” ya debió sonar a viejo a los 5 minutos de que Marconi lo usara) _en cursiva_ y de detallar aspectos totalmente secundarios de la tecnología apuntan a que el trauma y la ignorancia se extienden a toda la rama de Ciencias. Hay páginas enteras que no sabes si las ha escrito una IA trucha o si es copypaste de algún manual de 1928. Y absolutamente patético ya es el intento de resignificar todos los descubrimientos científicos como “triunfos del catolicismo”, y de presentar a Einstein (un socialista agnóstico que despreciaba la religión organizada) como genio que defiende a Dios. Que _ENJENIEROS red flag_ pero al otro extremo no veas:
> Cuando los físicos descubrieron que era posible desprender a los electrones de un átomo de su núcleo (_protón_), estaban poniendo en manos de los técnicos un encargo de terribles consecuencias: liberar la energía atómica, la más devastadora con que nunca los hombres habían podido contar.
¿Ustedes también liberan la energía más devastadora en sus casas, o son más de generar plasma a partir de parafina?
Volviendo a la Iglesia, nos dice LSF que, je, “fue la gran víctima del absolutismo”. La Guerra de los Treinta Años además la recuerda un poco torcida: se equivoca en que los tres delegados imperiales defenestrados murieran (según la propaganda católica los salvó la Virgen María -en forma de un montón de estiércol que había abajo-, y uno de ellos recibió el título “von Hohenfall” – “de la alta caída”), y el ordenamiento religioso de Dinamarca de 1573 difícilmente lo pudo aprobar Lutero. Pero lo mejor llega con la Paz de Westfalia de 1648, en cuyos tratados se renuncia a “cualquier referencia a una autoridad o norma moral superiores”, lo que llevó a entrar “en una cadena de guerras europeas, cada vez más crueles y destructivas, que nos llevarían a 1947 cuanto menos”. Nuestras lecturillas al rescate: ninguna de esas guerras posteriores llegó en crueldad y destrucción a la Guerra de los Treinta Años que dicha paz finalizaba, y que alcanzó esas cotas nunca vistas de destrucción precisamente porque todo el mundo creía luchar por la norma moral superior que les dictaba su propio Ultimate Spiderman de los Cielos. Pero nada, que LSF se ha enfadado, y nos deja bien claro que a partir de aquí todo lo malo es culpa nuestra, por agnósticos ilustrados voluntaristas que hemos perdido los principios éticos que ofrece la Santa Madre Iglesia (pero que, si ocurre algo bueno, sí es mérito de ella). Y yo digo: pues prefiero vivir la Segunda Guerra Mundial que la Guerra de los Treinta Años, y mis ganas de volver a una sociedad en la que el 40% de los niños morían de enfermedades infecciosas antes de los 5 años y yo habría acabado a la barbacoa por mis opiniones, también son limitadas. Mucha suerte convenciendo a la gente para volver a eso.
La cosa es que, según la gente va olvidando como eran realmente aquellos tiempos, los LSFs sí encuentran quien les escuche.
**La esclavitud**
Punto y aparte está el asuntillo de la esclavitud, esa pequeña lacra de nada que nos ha acompañado a lo largo de la historia. LSF no lo rehúye, pero lo cierto es que a cualquier mindundi engreído con lecturillas (a nosotros, sin ir más lejos) su afirmación de que el cristianismo abolió la esclavitud y que eso demuestra su superioridad moral es, cuanto menos, chirriante. Para empezar, porque la esclavitud no se abolió hasta el siglo XIX, y si el cristianismo tardó 1800 años en abolir la esclavitud, pues igual no puso tanto empeño, ¿no? En realidad, los esfuerzos cristianos en este sentido durante siglos estaban dirigidos a abolir la esclavitud… de los cristianos, con los que están más abajo en la jerarquía moral, barra libre. Y segundo: aunque ciertamente los primeros y mayores abolicionistas en EEUU fueron los cuáqueros, y William Wilberforce era un cristiano renacido (pero protestante y no católico), creo que podemos decir sin miedo a equivocarnos que los mayores defensores a lo largo de la Historia de la institución de la esclavitud, ¡también eran cristianos! Cristianos que además afirmaban que ellos hacían una gran labor enseñando el cristianismo a los esclavos (aunque por alguna razón enseñaban una versión que enfatizaba la importancia de la obediencia y censuraban las partes problemáticas de la Biblia). Sin entrar en que la esclavitud también se abolió en otras partes del mundo.
En fin, un poco como decir que el cierre de los gulags por parte de Nikita Jrushchov demuestra la superioridad moral del bolchevismo.
¿Y el papel de la Iglesia en todo esto? Pues el que se imaginan, una vela a Dios y otra al Diablo. Por un lado, bulas papales para traficar casi sin límites (siempre que no sean cristianos los esclavizados), y por otro pues mantenemos a algún diácono friki en alguna oscura cátedra universitaria en Salamanca escribiendo tractados teológicos que afirman que, _oche_ , igual esto está mal, y a los que nadie hará ni p*to caso hasta dentro de 400 años, cuando los necesitemos para demostrar que, POR SUPUESTO, estuvimos contra esto desde el principio, faltaría, y a mucha honra, lo que pasa es que estas cosas van despacio por la maldad de los hombres. No sé, Rick, igual podrías haber excomulgado a alguno de esos traficantes, pero se ve que poner a 20.000 siervos a dejarse los huesos en plantaciones de azúcar no es tan importante como la salvación del alma de un Borbón, que por si no lo saben es superior a las almas de ustedes. 2000 años de llevar las llaves de San Pedro y han excomulgado a Giordano Bruno, a Sinéad O’Connor, a Samantha Hudson, a un cura que se hizo republicano, y a los divorciados arrejuntados en general, pero nunca a un solo negrero o jefe de estado desatando guerras, fíjate tu. Y obviamente no es porque estos fuesen intocables: desde emperadores como Federico Barbarroja o Enrique IV – _recordman_ con 5 excomuniones de 3 papas diferentes- hasta gobernantes modernos como Josip Broz “Tito” o Fidel Castro, en cuanto tocas lo más mínimo algún privilegio eclesiástico al Vaticano le falta tiempo para excomulgarte por muy poderoso que seas.
**Edad Contemporánea: el Anticristo**
Entre pitos y flautas, hemos llegado al Armagedón del Mal: la Revolución Francesa. Aunque a LSF le queda suficiente catolicismo para admitir que estas cosas no pasan porque el Anticristo se invente algo, sino como consecuencia de pecados previos. Y en este caso el pecado es, tachán, el absolutismo. Porque claro, si elevas el gobierno del rey a “absoluto” y los intereses del reino por encima del bien común de la cristiandad, no te extrañe que de repente llegue un Robespierre y te sustituya al rey con un estado igual de absoluto, al reino con “ _la Grande Nation_ ”, y a Dios con el Ser Supremo. Pero toda esta gentuza no sabe que la Iglesia ¡va a salir de este desafío más fuerte que nunca! Y además, en seguida llega Bonaparte a acabar con los peores excesos y a meter orden. “Meter orden”, en este caso, es congraciarse con la Iglesia, la cual a cambio tiene que comerse con patatas ciertos avances revolucionarios. Pero eso da igual, pues tan fecundo es el catolicismo que le das una baldosita y te reconstruye el edificio entero. Que sí, que hoy en Francia los católicos son minoría y se ha reducido un 75% el número de curas, pero eso es porque sus planes se miden en siglos, como Obi-Wan Kenobi, que si le matas se vuelve más fuerte, ¡jajaja!
Pero nosotros a lo que estamos esperando es al plato fuerte: a Karl Marx. Marx es en cierto modo el anti-LSF. Ambos son SEÑOROS que te pueden dar la tabarra durante horas y horas con las IDEAS, pero donde para LSF está Dios como fundamento de todo lo real, y luego algunas patéticas emanaciones suyas, Marx se va completamente al otro extremo: tu cuerpo, tus necesidades, tu vida, la moneda en tu bolsillo, las diez monedas que NO están en tu bolsillo sino en el del burgués explotador, la porra policial que te golpea en la cara o el hambre que te obliga a currar 12 horas en la mina: eso es real. Es la base de todo, la realidad material, única existente. Y todo lo demás, todas las naciones, banderas, reinos, tronos, religiones, culturas, ideologías, toda mitología desde el Ratoncito Pérez y pasando por Moisés, Jesucristo y Mahoma hasta el Gran Y Ultimate Jehová, no son más que inventos nacidos de esa realidad material, generalmente para justificar alguna explotación. Así que te crees que aquí va a haber un inmenso intercambio de mamporros dialécticos, especialmente porque queda casi un tercio de libro para explicar el periodo 1800-1950.
Y entonces te encuentras con esto:
> Por consiguiente, se suprimieron las barreras que limitaban la obtención de riqueza, dando a la sociedad una sola dimensión. No dejaron de advertirse algunos de los defectos que esta situación conllevaba: en la industria, el odio entre capitalistas y trabajadores se convirtió en un factor normal. Por eso Marx llegó a creer que se trataba de una constante histórica.
Marx confundió una tormenta con el clima, ¡asunto resuelto! Y cuando toca detallar a los tres filósofos más influyentes del XIX, son Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche. Un poco MEH, pero resulta que esto solo era el _teaser_ , y LSF todavía va a volver sobre el tema, diciendo que el socialismo se arroga control total sobre la sociedad y sus supremos intérpretes guían a masas ignorantes mientras viven en la opulencia, solo tolera a otros que piensan distinto en la medida que le conviene, su concepto de la libertad es retorcido y limitado, y que pese a las proclamas de pacifismo siempre lanzan violencia – y yo me pregunto si no es consciente de que exactamente así es como pintan los izquierdosos al catolicismo. Pero su perla suprema es esta:
> En la raíz de la dialéctica marxista aparece una terrible afirmación que no se menciona de manera expresa como aquí hacemos, pero que se impone con lógica demoledora: todas las relaciones entre los seres humanos no pueden explicarse, como sucede en la doctrina cristiana, desde el amor, sino desde el odio. Las clases económicas son antagónicas y la única solución percibida para este hecho consiste en la desaparición de una de ellas, la opresora, mediante la radical catarsis de la revolución.
Vuelve el verano del Amor: la bondad la tienen LSF y León XIV en monopolio, apilada en el armario en cómodas cajas, junto al papel higiénico. El Amor todo lo vence, los demás solo sabemos odiar. Que cuando sometes y explotas a alguien ese alguien te odia, oh, por favor, ¿cuándo ha pasado eso? Pues pasa a menudo. Ni siquiera los católicos se libran.
Pregunte usted en Irlanda o Polonia, don Luis.
Todo esto viene acompañado de gazapos que ningún historiador que más o menos se haya metido en la materia debería tener: dice que Eduard Bernstein tituló “Socialismo Evolutivo” a su _opus magnus_ porque él creía en el reformismo (ese título suena a invento del traductor de 1966 para que no saltara la censura franquista, el título original en alemán era “Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia”), que el partido _Whig_ británico aguantó hasta los años 1920, que el partido Laborista no se fundó ¡hasta 1933!, o que los sindicatos británicos siempre se mantuvieron exquisitamente alejados de la política (cuando el Partido Laborista es una purita creación de esos mismos sindicatos, y hasta los años de 1980 los sindicalistas fueron el mayor bloque del colegio electoral que elegía el liderazgo del partido). Que sí, Don Luis, que lo suyo son las IDEAS REVELADAS y no los números o los hechos, masones por naturaleza, pero que esto son cosas que cualquier corrector tendría que haberle señalado.
Con esto, nos hemos plantado en las dos guerras que van a acabar con el predominio mundial de las Cinco Naciones. Y más fallos todavía, que a este señor le sacas del Medievo y se pierde: que Falkenhayn lanzó el Plan Schlieffen (fue Moltke), que EEUU le declaró la guerra a Alemania el 3 de abril de 1917 (fue el día 6), o que Jean Jaurès se suicidó de pena (dos veces lo dice – le asesinó un patriota). La guerra en general al menos no falla: ganan los aliados y humillan a Alemania sin destruirla, con lo que se ponen los cimientos para la Segunda, donde LSF tampoco acierta mucho: para él, Franklin Roosevelt fue elegido en 1935 [sic] y murió en su despacho [sic] en 1945, Hitler se inspiró mucho en Karl Kautsky [¡!] para la doctrina del “NSADP” [¡SIC!], preparó la “Operación Fénix” [sic], Mussolini sacó un 75% del voto en 1924 (fue un 65%)… la verdad, llegó un punto donde cada dato lo tenía que mirar porque no me fiaba ya de nada.
Luego, pues LSF tiene sus problemas con las elecciones: por ejemplo, la victoria del Frente Popular en 1936 pues es sospechosa… pero las de Mussolini nunca lo son. Y las de 1931, que llevan a la proclamación de la Segunda República, según él se han interpretado mal porque “salieron muchísimos más concejales monárquicos que republicanos”. Al margen de que cuarenta pueblos de 100 habitantes en Burgos pueden elegir más concejales que la Villa de Madrid, es de risa pensar que todas las elecciones desde 1874 estuvieron manipuladas por el caciquismo -¡como el propio LSF admite!- pero justo las municipales de 1931, organizadas además por una dictadura, fueron limpias como una patena, sí señor. Sí, quiero bolsa.
En cuanto a Franco, LSF (único biógrafo autorizado a usar los archivos de la FNFF) es uno de los principales exponentes de la digamos “escuela autoritaria”. Una escuela que se puede resumir en que hay regímenes “totalitarios” (nazis, fascistas, y todo el espectro desde el estalinismo hasta Manuela Carmena), pero que Franco solo fue “autoritario”. Esto es un poco pelear sobre el sexo de los ángeles, y tampoco se nos deben caer los anillos por conceder este punto. Quizás el problema está en que “totalitario” se considera por defecto más malo/cruel que “autoritario”. Que suena peor, vamos. En realidad, el número de españoles que mató el “autoritario” Franco ampliamente excede al número de italianos que mató el “totalitario” Mussolini (si bien Mussolini mató a una ETA y pico de españoles por una cuestión de prestigio, da para un buen debate el casillero donde anotarlos). Franco de hecho dijo abiertamente que quería un régimen totalitario, y si no lo logró se debe a partes iguales a la imposibilidad material de lograrlo en un país arruinado, y a ciertos acontecimientos inesperados a orillas del Volga.
Feliz Día del Óbito a todos, por cierto.
Y nada, con esto llegamos al final del libro, con un epílogo analizando el último medio siglo o así, denunciando como la sociedad cae más y más en el materialismo, incluso caída la URSS, qué cosa más rara, uno diría que por ejemplo los polacos habrían aprovechado para ir todavía más a misa y tener todavía más niños, y nada, ambas cosas cada vez más por los suelos con respecto a 1989. Ya no nacen niños y por eso entran migrantes moros que no se integran, cero sorpresas aquí, a la morisma no se le aplica el “ama a tu prójimo”. Y cierra el libro con un intenso alegato a favor de las comunidades europeas, pues para él son una especie de vuelta a los orígenes, una unión que además solo puede basarse en ese pasado cristiano común de las Cinco Naciones (no queda claro cómo interpretar a los países balcánicos, pero suponemos que cual Concilio de Constanza se pueden subsumir en la _Natio Germanica_), pero sobre todo la Esperanza y el Amor, que todo lo vencen.
Pero no este.
**La Internacional Católica**
Imagínense un país, uno cualquiera. Y ahora, imagínense a un catedrático que vierte la suma de sus conocimientos y de 60 años de erudición en una obra de 1500 páginas que viene a decir que ese país, esa aleatoria acumulación de personas delimitada por fronteras mayormente arbitrarias, es el país más importante del planeta, el fulcro de la historia universal incluso, el elegido por los poderes divinos y trascendentales, origen de todo lo que es bueno y perfecto en el mundo, mundo al cual ha donado sus dones de manera altruista para elevarlo sobre la bruta ignorancia y el mero animalismo, vamos, que el resto de países deberían estar haciendo cola para darle las gracias, pero eso es algo a lo que el país cualquiera, de natural humilde, graciosamente ha renunciado.
Ante tamaña obra, usted (y cualquier persona que no sea del país cualquiera) solo podrá reaccionar con incredulidad y risas contenidas. Especialmente si el país cualquiera es, hoy en día, más bien pequeño e inofensivo en el escenario geopolítico. Si en cambio el país cualquiera fuese un poco cachas, la reacción (sin quitar las risas) puede ser más visceral: tomen a Donald Trump, cuyo discurso sobre EEUU es básicamente ese. Sí, habrá ganado sus elecciones allí porque las personas tendemos a ser tan hábiles viendo la propaganda ajena como inútiles viendo la propia, pero fuera de sus fronteras no falla: político con el que Trump se mete, político que sube 20 puntos en las encuestas y gana las elecciones. El Perro ya se ha dado cuenta y no va a parar hasta que logre la escenita.
“Donaldo, solo quería decirte que las pizzas más cojonudas del mundo no se sirven en Queens sino en el Luna Rossa.”
A esta forma de ver el mundo ya le dieron un nombre: chovinismo. Y es algo feo, si bien es justo decir que ocurre en todas partes del mundo, casi como si hubiese un instinto primordial que buscase expresarse gritando “semos los mejores unga unga”. _Hoygan_ , que quede claro que tampoco pensamos que nosotros seamos los peores. Si quieren sentirse españolmente superiores a EEUU o a los saudíes, pues háganlo por nuestra sanidad pública universal o el hecho de que no lapidemos a adúlteras y homosexuales (aunque esto último a nuestros chovinistas locales, más que sentimientos de superioridad, igual se los da de envidia). Pero sentirte superior a los demás porque en los kioskos de tu país solo se vende el Ultimate Spiderman y las almas cándidas están a salvo del blasfemo, gnóstico, monofisita y monotelista, arriano, docetista, iconoclasta, triteista, adopcionista y judaizante Miles Morales, ese Venom de las almas y AntiSpiderman que profetizaron las Escrituras, pues es que ni siquiera es feo: es simple y llanamente ridículo. Escribir que “mi país, mi civilización y mis creencias son lo más JRANDE” tiene el mismo nivel de credibilidad que afirmar aquí, desde LPD, que los cuarentones paliduchos no demasiado fondones, cortos de vista, con tendencia a tostarse en verano, hipotecados, algo engreídos, absolutos patanes con las mujeres, y que en ocasiones ven series escandinavas en V.O. son lo más JRANDE del mundo, el arco de bóveda de la realidad socio-económica, y los Putos Amos de la Creación.
Todo esto es tan obvio que LSF no ha visto otra opción que escribir su panegírico no sobre uno, sino sobre cinco países, creyendo que así no va a parecer tan ridículo. Cinco países que juntos suman menos superficie que Argentina o Kazakstán, y que en 50 años seguramente sumarán menos población que Nigeria, Pakistán o Indonesia, de China o India ni hablamos. Pero como el público objetivo de LSF no debe ser muy de mirar más allá de los Pirineos, una cosmovisión que llegue hasta Berlín les tiene que parecer universal, no un país cualquiera ligeramente más grandecito.
Sin embargo, hay ahora mismo una cierta conmoción en la fuerza. Hay en el fascio moderno una extraña fascinación por la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que se evidencia en cosas como la conversión de JD Vance al catolicismo. Conversión que el hombre ha explicado como llegada desde las alturas tras leer a San Agustín y su Ciudad de Dios, pero que aquí vamos a interpretar de manera un poco diferente en el parrafito siguiente.
Verán: China está ganando. China le está comiendo la tostada a EEUU y lo que queda de siglo lo va a ir dejando cada vez más claro, y los _cowboys_ ya se lo huelen, al menos los más listos. Y como no pueden aceptar el hecho de que unos comunistas y encima no-blancos les ganen, necesitan una explicación que no tenga nada que ver con la ideología oficial de Beijing, y esa es la Obsesión Número Uno de los Fachas: la Demografía. Para ellos, China ha triunfado porque tiene 1400 millones de habitantes y los EEUU solo 342 millones. Explicación que además les permite decir “perdemos porque tratamos demasiado bien a nuestras mujeres”. Y dado que hoy ya ningún país logra superar la tasa de reemplazo, esa ventaja ya no se va a ir nunca, por mucho que Texas prohíba el aborto. Pero, ¿y si el bando de los “buenos” no se limitase a EEUU? ¿Y si EEUU no fuese más que los _Erblande_ de un nuevo Sacro Imperio, uno de 1330 millones de creyentes? Porque ese es el número de católicos en el mundo (quizás es más correcto decir “el de bautizados”, pero vamos, minucias), todos con su debida obediencia al Papa, con su sentimiento de pertenencia a una identidad común, y con su probada fecunda colaboración con todo tipo de emperadores. Y dado que el capitalismo, al menos desde 2008, igual ya no tiene el mismo atractivo, el catolicismo puede servir de aglutinante para una civilización cristiana capaz de enfrentarse a China de igual a igual. Una plantilla para un Internacionalismo de gente bien. Que sí, que EEUU se fundó como un país de elegidos blanquitos y protestantes, y eso ha dejado posos que va a costar desmontar, pero que todo es ponerse, y créanme, en ello están. Que de lo que se trata es de mandar, sea bajo el neoliberalismo, el estado corporativo o la mierda que esté de moda en el siglo correspondiente.
De aquí a 50 años, el emperador hará su llamada desde el campo de golf de Clermont, Florida, y los cruzados acudirán a su llamada para la Cruzada contra el tártaro bajo el signo del Like.
Sin embargo, ese universalismo espiritual del que ahora hace gala la Santa Madre Iglesia no es el resultado de ninguna revelación humanista que les haya abierto los ojos – es la consecuencia lógica de que sus franquicias nacionales han perdido cualquier atisbo de poder terrenal. Porque desde que la Francia napoleónica fue derrotada, ningún país de mayoría católica ha pintado mucho en el mundo. Y Francia apostó fuerte por la _laïcité_ , como fueron haciendo poco a poco casi todos los demás. Cuando en 1962 se celebró el Concilio Vaticano II, ya solo quedaba un único país, uno solo, defendiendo la imposición de la Fe mediante la coerción estatal, y negando la libertad de conciencia. Por eso en el Vaticano II, la Iglesia (para gran consternación del único país) renunció doctrinalmente al poder terrenal directo, y con ello a las limitaciones nacionales, e incluso aceptó -gasp- la libertad religiosa y de conciencia. Que ahora te lo venden como que ellos son super-tolerantes, no como los demás, pero que es algo a lo que llegaron hace 60 añitos, tras un total de 2000. Hace un suspiro, como quien dice, y con dos siglos de retraso respecto al humanismo ilustrado. Dicho de otra forma: una generosa renuncia a cosas que ya habían perdido. Nada de honda preocupación por la dignidad humana, sino el frio hecho de que ya no quedaban países católicos (salvo ese) que impusieran la Fe Verdadera por la fuerza, y por tanto tenía más sentido una postura que exigiese a los herejes no imponer su Falsa Fe por la fuerza, ni discriminar a los católicos que entre ellos morasen como minorías. Una estrategia sana y con sentido, aunque LSF (que, por si no se han dado cuenta, es oriundo de ese cierto país y ocupaba cargos públicos en esa cierta época) no puede dejar de enfatizar que “se tolera lo que se considera ilícito”. A LSF, aunque lo oculte tras circunloquios tipo “ _ante el agnosticismo rampante, el cristianismo ha renunciado a defender lo que es correcto_ ”, se le nota demasiadas veces el resentimiento ante derivas liberales, ¡pudiendo usar los poderes del estado para asegurar que todos los niños reciben su catequesis como Dios manda, y con estas andamos!
**A modo de resumen**
El autor defiende una tesis ciertamente singular: que el pico civilizatorio de “Europa” fue el siglo XIII, y que desde entonces todo va para abajo. Esto le pone en la divertida posición de poder criticar todo lo de los últimos ocho siglos sin concesiones a nadie, ni siquiera a “los suyos”, desde una posición “mi política no es de este siglo ni de este mundo”. Desde este punto de vista, resulta ameno y todo. Por ejemplo, el comunismo no es algo que el Anticristo nos haya cascado encima: es que se empieza por el wyclifismo, se pasa por el husitismo y el luteranismo, de ahí al liberalismo, de ahí al socialismo, y de ahí al comunismo. Hasta la más mínima desviación de lo que marca la Santa Madre Iglesia es pecado porque al cabo de los siglos pues lleva a lo que lleva.
Pero no se puede negar el hecho de que la tesis expuesta es infumable. Primero porque parte de la base de que la VERDAD REVELADA del Ultimate Iesus Christus de Nicea es VERDAD VERDADERA para todo el mundo y a todos ata por igual… pero luego hace una historia que excluye al 95% del mundo. 19 de cada 20 seres humanos no importan. Y no importan porque los comics que leen son distintos de los que lee LSF. Son de DC, e incluso cómic europeo. ¿Cómo explicar la existencia de muy avanzadas civilizaciones en el resto del mundo que leen un comic distinto? Fácil: no haciéndolo en absoluto.
De hecho, tengo la impresión de que dedica más espacio al nazismo que al comunismo por la simple razón de que los que cayeron en el nazismo eran “europeos”, mientras el comunismo es que va de suyo con las hordas asiáticas.
Segundo, es un libro profundamente antidemocrático. Se agradece que el autor lo diga abiertamente, pero eso no lo hace menos infumable. Porque no es solo antidemocrático en un sentido “ _votar no es forma de resolver todos los conflictos sociales_ ”, sino en un sentido tremendamente clasista, “ _ts ts, las masas, siempre ignorantes, buscando la gratificación inmediata, y dispuestas a la violencia, pero que nunca aportan nada creativo, eso solo lo hacen los sabios y las élites elegidas por la Providencia_ ”.
Pero, tercero, el libro es especialmente tramposo porque LSF está escribiendo la perspectiva del catolicismo desde el día de hoy, en el que sencillamente ya no es presentable defender el colonialismo o el juicio a Galileo (aunque LSF, no se crean, aquí nos presenta un “ _both sides_ ”), o ir contra el uso de la anestesia epidural, la coeducación, el voto femenino, el sufragio universal, las Teorías de la Evolución y del Big Bang, la existencia de los estados nacionales italiano y neerlandés, el uso de vacunas, el humanismo arreligioso, o la abolición de la esclavitud, por solo mencionar algunas cosas que hoy consideramos legítimas y hasta “buenas”, pero que en su momento tuvieron a toda la Curia tirando a dar. LSF, incluso, manifiesta simpatías con las masas trabajadoras y sus malas condiciones vitales… seguidas al pie con un “ASI NO” cuando dichas masas se organizan o hacen algo para mejorar su condición, que lo que toca es llevarlo en sufrido silencio y rezar porque Leo XIII saque la _Rerum novarum _después de ya un siglo de Revolución Industrial. Pero la realidad es que la base social de la Iglesia (y ella misma) han combatido con denuedo casi todas estas cosas. El mismo programa que manejan desde el año del Señor de 315: en caso de duda siempre con los poderosos, y si acaso alguna declaración no comprometedora pidiendo amor y caridad.
LSF simplemente está presentando esas declaraciones como la realidad histórica, y reformulando la teología para que ahora incluya algunas de estas cosas y así se cumpla la fórmula “Catolicismo” = “todo lo que es bueno”. Que sí, que hubo gente en la Iglesia que estuvo en el lado bueno de la Historia en los momentos en que estas cosas se disputaban, incluso es posible que LSF, de haber vivido en esos momentos, fuese de ellos (para el momento histórico concreto que le tocó vivir, en cambio, no nos parece que estuviese donde había que estar, pero eso es porque somos rojos resentidos, claro). Pero esa gente en el 90% de los casos eran unos frikis completamente marginales y marginados dentro de la propia Iglesia, que no contaban para nada en la formulación de políticas reales. Que está muy bien que LSF denuncie el colonialismo de explotación del siglo XIX desde una perspectiva religiosa, pero lo cierto es que ahora eso no tiene ningún mérito porque ya no existe ese tipo de colonialismo, mientras que quienes defendían durante el XIX dicho colonialismo eran gente tirando a conservadora y religiosa, por mucho que LSF denuncie el colonialismo laico francés. Y está muy bien que LSF denuncie el nazismo como el absoluto ejemplo de barbarie que es, pero eso no cambia el hecho de que todos los regímenes católico-autoritarios del momento (la España franquista, la Francia de Vichy, la Italia de Mussolini, el fascismo clerical de Eslovaquia o la Ustacha) buscaron encantados la amistad con los nazis, con el Vaticano en primera fila firmando un Concordato para defender lo suyo (incluyendo unas clausulas secretas que decían que en el caso -¡completamente hipotético!- de un rearme y un servicio militar obligatorio los sacerdotes estarían exentos). Y que todos los soldados de la Wehrmacht llevaban durante sus atrocidades una hebilla de cinturón que decía “Dios con nosotros”.
Reformular y adaptar es algo que hacen todas las ideologías. Lo llamamos evolucionar. Y _hoygan_ , NO PASA NADA por hacerlo. Es humano. Lo tramposo/ridículo/chanante en el caso concreto de las religiones es que tras cada evolución pretenden vendérnoslo, y eso hace LSF, como “ _no, aquí no ha habido ninguna evolución, esto es lo mismo de siempre y que ya salía así en el Comic Nr.1 de la serie Ultimate y que nunca jamás cambiará porque a diferencia de vuestros eructos intelectuales lo nuestro no es humano, lo nuestro es DIVINO y Dios NUNCA cambia ni evoluciona_ ”.
Sinceramente, hay superhéroes que han cambiado menos que Jesucristo.
Marchando una de edadismo: este libro lo publicó LSF con 84 años y está lleno de errores, especialmente según nos acercamos a la Edad Moderna o hablamos de ciencia. Errores, además, bastante tontos, la clase de cosas que cualquier corrector en la editorial, o incluso cualquier estudiante de Historia con acceso a la Wikipedia, habría detectado. Y que mayormente se pueden corregir (fechas, anécdotas, datos…) sin afectar a la exposición de las IDEAS y de filosofía política que LSF ha venido a hacer. Que eso no se haya hecho, que se haya publicado tal cual, y que toda la Real Academia de la Historia haya acudido a rendir homenaje, pues tufa a que este señor presentó el manuscrito y dijo que por sus santos cojones no se tocaba ni una letra, que él era un erudito que defendía la VERDAD REVELADA y que como se atreve alguien a proponer incluso un mínimo de fact-checking, eso es para masones y homosexuales. Y todo el mundo _sí Bwana_ , y que vaya ejemplo de erudición y humildad. Cualquier historiador anglosajón que se precie empieza sus libros con una intro dando las gracias a colaboradores y amigos y revisores y _tutti quanti_ , y siempre con la frase _all mistakes are of course my own_. Intros que comúnmente me salto porque la coba que se dan a veces resulta excesiva, pero leyendo a LSF las empiezo a echar de menos.
**Cenando con Jesucristo**
Si a mi me dieran la opción de cenar con un personaje histórico, yo de hecho elegiría a Jesucristo. ¿Porqué? Pues básicamente porque es el gran desconocido. A cualquier otro famoso, ya sea Julio César, Napoleón, Isabel de Castilla o Lenin, lo tenemos más o menos calado correctamente (casi siempre como “capullo engreído”), pero del Jesucristo real me espero cualquier cosa. Desde un Manuel Fraga de Galilea hasta un Ché Guevara arameo, pasando por Nelson Mandela y @Protestona, con toques de _homeless_ oliendo a Don Simón. Dado que Jesucristo dijo un poco de todo, siempre es muy ilustrativo ver a qué le da prioridad la gente. A mi por ejemplo me parece que lo más importante de todo lo que dijo es que su mensaje era para todos (aunque es posible que el Jesucristo real fuese una especie de Rouco Varela judío, y que lo de la universalidad sea una mentira piadosa de Pablo de Tarso), que los últimos serían los primeros, y antes pasaría un camello por el ojo de una aguja que un rico por las puertas del cielo. Un mensaje de aspiración universal, donde la protección de los desamparados y comerse a los ricos es un mandato moral. _Pas mal_.
No sé si esto me convierte en cristiano, pero dado que el 99% del programa del cristianismo político hoy en día consiste en justo lo contrario, correré el riesgo.
Porque si de algo nos puede servir el cristianismo, es como ejemplo de que todos los “mensajes” y todo pensamiento político, con suficiente pasta y paciencia, se pueden retorcer hasta límites insospechados y representar lo opuesto. Ahí tienen a LSF, defendiendo la importantísima labor de los obispos (un cargo que no aparece en la Biblia), la importancia de la familia, y metiendo de vez en cuando la puntita de que uno de los pilares de nuestra civilización tan europea y cristiana es la propiedad privada, cuando el mensaje más básico de Jesucristo es que hay un Dios en el cielo que es tan LA H*STIA que lo único concebible que puedes hacer es entregar tus riquezas y abandonar a tu familia para dedicarte a su contemplación. Y ahora sus seguidores hacen justo lo contrario a repartir riquezas y perdonar deudas. Que sí, con mucho _caveat_ y mucha obligación moral inherente, pero que los dineros no se tocan. ¿Cómo es eso compatible con “y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios”? Porque cualquier niño esto lo pilla a la primera: es imposible que se salven los ricos. Y, sin embargo, nunca han faltado teólogos al servicio de los ricos buscándole cinco pies al gato. En este caso, la interpretación más creativa es que “el ojo de la aguja” es una puerta muy estrecha en Jerusalén, por la cual los camellos, para pasar, tendrían que desmontar parte de sus mercancías. Vamos: que sí, que es difícil, eso no se niega, pero no imposible. _Ricachones Welcome_. Similares interpretaciones las hay a porrón, la verdad es que los evangélicos americanos son de los más creativos: que la empatía es un pecado, que el sermón de la montaña es débil y _woke_, o que “amar al prójimo” hay que entenderlo como “ama a tu prójimo EN EL PUEBLO, alguien que seguramente es tu primo y de la misma raza e ideología que tu, no a un EXTRAÑO, vamos, menuda locura”.
Con estas interpretaciones petándolo, no sé si el cristianismo va a ser una fuerza para el bien durante lo que me queda a mi de vida, por muchos Papas Leones y Franciscos que salgan. Curioso: la jerarquía católica sí parece ser consciente de a donde les va a llevar esta evolución, pero están atrapados entre la espada de que sus seguidores de base más movilizados cada vez se parecen más a Caifás, y la pared de que cada vez más gente pasa más de ellos (entre otras cosas, porque cuando oyen “católico” no se imaginan a Bergoglio sino a Abascal). Véanse los comentarios de la grey cuando el presidente de la Conferencia Episcopal pidió que quienes tienen más de una vivienda la pusieran “a precio justo en el mercado”.
Si dices “dictadura del proletariado”, eres un peligroso comunista, pero si dices “los últimos serán los primeros”, que es un poco lo mismo, eres un hombre de bien, monstruo, crack, genio, figura, resignificador de significantes.
Vamos: que todo se puede intelectualizar hasta extremos grotescos, hasta meternos en círculos viciosos intelectuales. Le pasa a LSF como le puede pasar a un marxista. La diferencia, en todo caso, no podemos dejar de señalarla: en el universo intelectual de LSF -y esto es lo más repelente del libro-, los que están sentados en el machito siempre siempre siempre son “lo más mejor”. Los papas son buenos y sabios guías, los reyes son amantísimos padres de sus pueblos, los emperadores ni te cuento, los obispos son poco menos que una especie de trabajadores sociales dándolo todo ahí en la Cañada Real, y los ricos cristianos tan humildes siervos de Dios que no sabemos a qué esperan los siervos realmente existentes a [PARENTAL ADVISORY]. Vamos: que todo el libro rezuma de servilismo hacia los que hoy están arriba y sus predecesores institucionales e intelectuales – y una absoluta incapacidad para salir de la torre de marfil y entrar en lo que era la vida de la gente normal.
Y Don Carlitos Marx tendrá sus cosillas, pero al menos escribe pensando en los de debajo de verdad (aunque hoy los universitarios con ganas de _metel.la_ se hayan apropiado de su obra), para los pringados que llevan 5000 años doblando el lomo para pagar el diezmo o el alquiler, mientras escuchan las mierdas autojustificativas que les sueltan sus explotadores, que encima esperan que les des las gracias por todo y te miran mal si no lo haces y encima te burlas de ellos. De vez en cuando hay que meterse en el círculo vicioso del otro para romper el tuyo propio.
Porque desde el final del Imperio Romano hasta las revoluciones político-industriales del XIX, los que mandan son los reyes y la nobleza, y quien tiene el monopolio de la moral y el saber es la Iglesia. Y durante ese periodo, un milenio y medio de nada, la vida para el común de los mortales, el 95% de nosotros, era una reputísima mierda consistente en doblar el lomo rascando magras tierras en minúsculos campos, perder la mitad de tus hijos antes de los cinco años, sufrir un año de hambruna cada dos o tres cosechas, vivir sometido en casi todo y morirte cascado a los 55 años (y esto para varones blancos heterosexuales, los demás que se preparen). Y es precisamente cuando se empieza a destronar a reyes, quitar privilegios a los nobles, y relegar a la religión al ámbito privado cuando estas cosas empiezan a mejorar para el común de los mortales. Que cuando crees en Dios con la fuerza de mil soles pues igual esto te parecen menudencias porque lo importante no es que los niños vivan sino que se salven sus almas, pero a poco que tengas alguna duda la narrativa se torna impresentable. No puedes reivindicar 2000 años de gloria sin comerte también los 1800 de miseria, ni decir que la penicilina y el aire acondicionado en realidad vienen de Dios porque entonces la pregunta obvia es “¿y qué le costaba a Dios mandarlos un par de siglos antes para que mis tres tíos abuelos no la espicharan antes de los 11 años por neumonía?” De ahí el programa reaccionario de lavar el periodo medieval e insistir mucho en que los avances materiales no son la verdadera felicidad. Y se puede hablar mucho sobre la codicia, pero poner en un mismo plano la acumulación de los Bezos/Musk/Zuckerbergs con las cuitas de una familia de campesinos en Silesia en 1790 comiendo unas pobres gachas compartiendo una única cuchara de madera para siete comensales… pues _hoygan_ , ahí no hay medida.
La verdadera fe de carbonero: no hay nada que no solucione un barreno bien colocado.
**Amén**
En un Universo de 46.000 millones de años luz de diámetro y que contiene unos dos trillones de galaxias, la idea de que hay un Dios personal que supuestamente lo ha creado todo, y que ahora está sentado en una nubecita y llorando porque un planeta enano de una estrella del montón en la periferia de una galaxia normalita dentro de un supercúmulo de tamaño medio ahora tiene algunas zonas donde los gais y lesbianas pueden casarse, es demasiado ridícula para contemplarla. Que alguien dedique toda su vida a intelectualizar dicha idea me puto flipa, así se lo digo. Psicotropía intelectual. En ese sentido el libro ha sido una delicia.
Y ahora perdonen tanto el salto conceptual como el ponerme capillita perdido, pero quisiera decir que el nazismo, reducido a sus esencias, es una ideología profundamente anticristiana. El comunismo, con todo lo que puede decirse de él, y pese a sus, digamos, conflictos con las instituciones religiosas, doctrinalmente defiende la igualdad de todos los seres humanos, la obligación moral de cuidar de los débiles, la posibilidad de la redención de tus condicionantes sociales pequeñoburgueses, el pacifismo, la subordinación de la riqueza al bien común, y otras cositas que podrían perfectamente salir del Sermón de la Montaña. El nazismo, en cambio, pese a todos los concordatos firmados con instituciones religiosas, se basa doctrinalmente en la idea de que unos seres humanos son superiores a otros (por nacimiento y sin posibilidad de redención para los “inferiores”), en que la riqueza no se toca salvo para la supervivencia de la raza/etnia, en la glorificación de la violencia, en la obligación moral de exterminar a los débiles para que los fuertes sean más fuertes todavía, y en que la empatía y la piedad no son virtudes sino debilidades. El mundo que se construyó en 1945, con todas sus cosas, estaba basado en la certeza de que el comunismo y el nazismo no eran comparables, precisamente porque esas diferencias doctrinales importaban. Incluso la burguesía más _petit_ , gente a la que no le gustaba el comunismo y le parecía horrible el socialismo (excepto cuando la reforma agraria la hace Gente De Bien, como Alcide de Gasperi, que entonces se le beatifica y todo), incluso esa gente estaba dispuesta a admitir “pero los nazis son peores, eh”. Y ahora esa certeza se ha perdido, y se ha perdido porque lo doctrinal, lo ideológico, lo de pensar en general, ya no logra marcar la diferencia. _Anything goes_ , Donald Trump es en cierto modo la encarnación política de eso. Estamos entrando en una nueva época en la que comunismo y nazismo oficialmente son iguales, y si me apuras el primero un poquito peor incluso. O, dicho de otra forma: una época profundamente no-cristiana, promocionada encima por gente que hace _cosplay_ del cristianismo mientras censura, persigue, encierra y deporta a Jesucristo por perroflauta. Una época, en fin, a la que hemos llegado tras décadas de propaganda, incluyendo toda la que escribió LSF, que es básicamente _feel good food_ para los _cosplayers_ del cristianismo político. La validación moral del cristianismo sin nada del esfuerzo (sí, en la izquierda también tenemos _cosplayers_ del Ché pero con jet privado, no hace falta que comenten).
Y yo puedo decirlo porque los blogueros con solera ya casi estamos quedando como los teólogos de la Internet: gente que, en vez de producir vídeos psicotrópicos, equiparar a un tuit con un libro, o creer que una tarde en TikTok puede compensar años de estudio, prefiere clamar en el desierto escribiendo texto plano y tremendamente redicho.
Con la ocasional imagen insertada que nos hace sentir así.
Y seguramente LSF se crea que él también es esa voz clamando en el desierto, pero hasta que la Real Academia de la Historia no nos invite a presentar nuestros posts (y con canapé del bueno, ojo – a mi me pirran las setas de boletus, _just saying_) con todos los académicos haciéndonos el pasillo de los campeones a la entrada, pues no somos lo mismo él y nosotros. LSF se pasó su vida académica cantando las alabanzas de los mandamases, y los mandamases es obvio que se lo pagaron, y este libro es la culminación lógica de todo ello: una gran poltrona conlleva un gran peloteo.
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