te mato, claro. Pero lo demás, la euforia, la electricidad, el calor que subía por tu espalda... eso sí. Lo recuerdo incluso mejor que tú, cariño. —
Pausa, dejando que las palabras se asienten. Luego, una sonrisa felina.
—Y si no lo recuerdas, siempre podemos refrescar tu memoria

Céline atrapa la revista con una sonrisa traviesa. Le conoce lo suficiente como para ver a través de aquella mentira.
—¿Sabes qué es lo peor de todo? Que nunca has sabido mentir bien. —Inclina la cabeza, ojos afilados y deja la revista a un lado.
—No extrañas la parte en la que casi +

Se sentía como un eco sobre su piel, aquella enigmática pero poderosa fuerza, una voz abriendose entre la prenumbra. En el vacío que compartían, la distancia no era más que una ilusión.
"Tu nombre sigue perdido en la bruma, ¿Cómo debo llamarte?"

—Es peor de lo que recordaba, mucho, mucho peor. ¡Este pueblo es una auténtica mierda! —

pesada que terminó en un suspiro, la cabeza descansando sobre la almohada se ladeó ligeramente y le miró fijo.
—Oh, Bobby... —finalmente pronunció. Su voz era como terciopelo suave y su mirar filoso como una daga dispuesta a atravesar su corazón. +

La fila de dientes blancos se asomó tras una sonrisa amplia que le dedicaba, un gesto con doble significado: de burla, claro, pero también similar a un animal mostrando los colmillos, dispuesto a tirar una mordida mortal en cuanto se siente acorralado. De su garganta brotó una risa espectral y +

lo lo demostró. Fue cuando escuchó la amenaza de su dulce ex-protegida que finalmente abrió los ojos.
Demasiada luz, pensó. Que molestia.
Ahí estaba ella, con un intento de estaca en sus manos, con el mismo gesto de espanto que tenía en la noche que le conoció hacía tanto tiempo.
+

las clavículas se marcaban como las de un cadáver que ha perdido casi toda su masa y tan solo le queda pellejo cubriendo los huesos.
Primero se movió y la vieja cama crujió debajo suyo. Tiró de la cuerda y... nada. La propia Céline se sorprendió al descubrir su propia debilidad, aunque su rostro +

Bobby había sido una alumna ejemplar, había usado contra ella las mismas técnicas que la propia Céline le había inculcado y en su famélico estado el resultado era evidente.
Sed... cuánta sed... la garganta le ardía, así como el pecho. El pronunciado escote revelaba la verdad de su condición: +

Que torpe había sido y que descuidada. Tras un humillante encontronazo ahí estaba, atada de pies y manos.
Se encontraba débil, pero tampoco había que subestimar a una vampiresa cabreada y poderosa como lo era ella. Sin embargo, +

sentimiento llegó a mencionar alguna vez.

Solo tenía que hacerse con las fuerzas para ponerse de pie, ¡Cuánto no daría por un trago de sangre tibia! Por ahora, las ratas y las cucarachas tendrían que servir como sustento.

Se relamió los labios, como si pudiese saborearla a distancia, entre los recuerdos que conservaba de ella.
Todos los humanos dejaban migajas, y Bobby no era la excepción. Sabía donde empezar a buscar: aquel pueblo olvidado por Dios y el diablo de donde provenía, que con tanto +

muchacha había terminado con todos sus hermanos y hermanas inmortales y tontamente pensó que se había deshecho de ella también. Gran error.

Por encima de la ceniza aún podía percibir el deje del aroma de su piel, así como la calidez que emanaba, como si se tratara de una huella invisible.

Tanto sus pulmones como su espíritu luchaban por hacerse de una bocanada de aire fresco (que si bien no necesitaba respirar, el hedor a quemado lo impregnaba a todo y sencillamente no lo toleraba)

¡La ingrata y estúpida de Bobby! Su Bobby, su aprendiz, su esclava y su intento de verdugo. La +

darle una lección aplastante. La orgullosa vampiresa ahora se ahogaba entre escombros y recuerdos que escocían de igual manera.

No solo su piel se hallaba deshecha por las llamas, sino también su corazón: de haber tenido con qué alguna lágrima de sangre se hubiese deslizado por su mejilla.
+