Me ha traído a la memoria la obra de Gustav Klimt, «Nuda veritas».

A tope con el equipo "De día currando, de noche (o cuando se puede) creando". Salir de un trabajo de supervivencia y tener una pequeña ventana de tiempo para realizar aquello que te gusta, sin tiempos ni presiones, con total libertad creativa y sin vaivenes mensuales, no tiene precio.

Un día quiso Chincheta volverse moderna,
abrió una cuenta en TikTok desde el interior de su cueva.
Acto seguido hizo un conjuro para volverse viral,
¡y acabó bailoteando con un cardenal!

(A la pregunta: sí).

Pero, eso sí, aunque huela a desastre,
Chincheta sonríe, ¡nunca se abate!
Dice entre risas, con voz de trompeta:
“¡Ser bruja es un arte, aquí no hay receta!”

Chincheta, afanosa, prepara pociones sin tino:
mezcla perfume con caldo de vino.
Tiembla la aldea cuando cocina;
Sopas de sobre, pelos, ortigas,
patatas fritas de bolsa y restos de víctimas,
esparcen una niebla hedionda y mortecina.

En un monte torcido y repleto de ortigas,
vive Chincheta, la bruja sin calcetas.
La acompaña su inseparable gato,
Don Curro Melenas,
que teme a las sombras,
¡y a las azucenas!