Escribí sobre estas pelis en mi newsletter enviado ayer desde Substack. Pasen y lean: sebastianoviedo.substack.com

1. Todavía estoy aquí, de Walter Salles. No sabía que necesitaba esta película. Simplemente bella y desgarradora, como la historia política de Brasil y de Latinoamérica.

2. Anora, de Sean Baker. Es hermosa, bizarra, divertida, y magnética. Aunque no es para cualquier espectador.

3. Un completo desconocido, de James Mangold. Se siente nueva y al mismo tiempo clásica en su forma.

4. Nickel Boys, de RaMell Ross. Creo que es una hermosa muestra de ideas -no nuevas- a la hora de contar una historia conocida, con cariño por lo audiovisual. Esta es la película que si no estuviese en los Oscars, no veríamos. Y por eso estos eventos siguen siendo importantes.

5. Cónclave, de Edward Berger. Premonitoria. De todo. Un buen thriller.

6. Dune: Parte Dos, de Denis Villeneuve. Es el tanque (junto con Wicked) de esta edición de los Oscars. Chalamet sigue sumando éxitos de taquilla sin anabólicos.

7. El brutalista, de Brady Corbet. Como director Corbet es prometedor.

8. Wicked, de Jon M. Chu. Padece del problema de sobre explotación de Hollywood: cuando una idea puede ser exprimida, la industria se esforzará por exprimirla más de lo debido.

9. La Sustancia, de Coralie Fargeat. Su problema es el guion. Profundiza sobre el cómo, yéndose a lo cosmético del género del horror.

10. Emilia Pérez, de Jacques Audiard. Simplemente mala. Da cuenta de cuanto nos desconoce la audiencia europea que gustó de la peli, y de cuántos estereotipos hay sobre Latinoamérica. Nada rescatable.