Al menos tres. Igual son ocho igual son veinte.

* lo peor en cuanto al movimiento en sí. Lo peor de todo es que son capaces de tener relaciones sexoafectivas con las personas del movimiento. Eso es lo peor. Quizá lo más duro de asimilar y superar.

Lo cual demuestra que lejos de querer evitar “actos violentos” sus únicos objetivos son alejar a las activistas de la militancia, ya sea abriendo causas o creando miedo a ser víctimas de este tipo de tortura e intentar que la gente que tenga intención de tener una militancia más activa no lo hagan.

Y lo peor de todo* no es que se infiltren en movimientos que están muy lejos de cometer actos que algunos considerarían violentos. Es que en todos los casos de infiltración ellos son los primeros en proponer y hacer acciones que, siendo legítimas no entran en el marco legal de este sistema criminal.

Todo muy peligroso para eso que llaman “paz social” y que causa un tremendo miedo a las vecinas ser víctimas de sus terribles atentados.

-independentistas que cortaban en tráfico o paralizaban el servicio de trenes.

-antirrepresivos que denunciaban con marchas y manifestaciones la persecución y la criminalización a activistas.

-movimientos ecologistas que han cometido actos terroristas tan terribles como pintar con pintura biodegradable o embozar los baños de alguna cadena de comida basura.

-CSOAs que han cometido el delito de dar vida a un espacio muerto y darle un uso para el bien común del barrio en cuestión.