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Uno no regresa de lado alguno. El que viene es otro. Es más, las cosas que dejó en el lugar desde el que partió no son las mismas. Homero no llevaba razón. Ítaca es el viaje no el destino. Ítaca es la vida: el tránsito, en el sentido que Kavafis le da a su poema.

Paco Huelva
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Después del ajetreo del viaje viene la calma y el poner en claro todo aquello que nos entró por los ojos, por el paladar, por los poros, por los oídos o por entre los sentimientos. Después del ajetreo…, toca saber de nuevo quiénes somos, en qué otra cosa nos hemos convertido.

Quien principia buscando la fama y persevera, termina su estadía en un erial repleto de simplezas.

Pararse, pensarse, diseccionarse, recortarse, recomponerse, pegarse… y seguir el camino. Así un día y otro hasta encontrarse o morir en el intento.

Leer poesía demanda una atención del leyente, una elevación, una disposición anímica que no es requerida en la prosa. Porque hay que poseer al vate, introducirse en él, ser parte de su pensamiento hasta engranar el orbe de cada verso con el que le sucede o precede y disfrutar así del constructo.

Tiene algo de la encarnadura de los sueños transitar por las ringleras de letras que conforman los libros ―no importa el género―.

Cuando uno comprende que la vida carece de sentido, que es un accidente más, es cuando empieza a disfrutar de la grandeza del tránsito.

Mantener abierta una ventana por la que observar el mundo, es esencial para comprender a la otredad y también para saber qué cosa somos.

Es viernes noche y aunque anda corto de pasta, no puede resistir el impulso de salir aunque fuere para que le dé el aire. Se endilga la chupa de cuero, se enrosca la bufanda, le da un trago a la botella de bourbon y baja con lentitud mesiánica los escalones dispuesto a comerse el mundo.

Todos los días hay una persona —a veces dos a la vez—, rebuscando, una vez anochecido, en el contenedor de basura cercano a la puerta de las cocheras. No sé por qué tengo la intuición de que se avergüenzan de su situación cuando me ven. Si eso ocurre, cierro el ventanal y corro la cortina, azorado.

<Empleados del Hospital de Torrejón recibieron la orden de reutilizar material sanitario de un solo uso. Las directrices consistían en esterilizar catéteres que solo pueden ser reacondicionados por empresas especializadas>.
¿Qué han de hacer ahora los pacientes?
Usted mismo.

Acabo de aterrizar en esta plataforma. Mi objetivo es conocer qué se cuece aquí y, si se tercia, colgar alguna columna de opinión, una crítica literaria o inclusive una respuesta destemplada si es menester.
PH