la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.