Quería apostar todo al blanco. Lo intentaba cada día. Una vez y otra. Parecía sencillo. Solo lo parecía Lástima, porque no pretendía alcanzar ningún tipo de pureza. Era el deseo voraz, la necesidad de que le sucedieran manchas nuevas.
Quería apostar todo al blanco. Lo intentaba cada día. Una vez y otra. Parecía sencillo. Solo lo parecía Lástima, porque no pretendía alcanzar ningún tipo de pureza. Era el deseo voraz, la necesidad de que le sucedieran manchas nuevas.