📺 Los medios de comunicación tienen un poder enorme.

No solo cuentan historias: también definen lo que se puede imaginar.

🎤 Una entrevistada me dijo:

“Yo no quiero ser ejemplo de nada. Quiero ser yo. Trabajar, enamorarme, y que eso no sea visto como un milagro”.

🧠 Esa frase sigue dando vueltas en mi cabeza.

🧩 Hablamos mucho de inclusión.

Pero… ¿de qué sirve la inclusión si no se puede desear, equivocarse, trabajar, amar, tener miedo o ambición?

👉 Pero sí lo desean.

Solo que la sociedad -y los medios-, muchas veces, no lo imagina.

No lo representa. No lo pone en palabras.

🧐 Uno de los hallazgos más relevantes es que:

Muchas mujeres con discapacidad ni siquiera se sienten parte de las conversaciones sobre amor, cuerpo o maternidad.

Como si eso no fuera para ellas.

💬 ¿Dónde están las mujeres con discapacidad hablando de su deseo, su cuerpo, su futuro, sus derechos?

¿Y los hombres hablando de paternidad, frustraciones, trabajo, política?

🙅‍♀️🙅‍♂️ No aparecen. Y si lo hacen, es desde el asistencialismo o la admiración, no desde la igualdad.

🎭 ¿Qué imágenes se repiten?

-La persona que “supera todo” 💪
-La víctima que necesita ayuda 😔
-El héroe que inspira ✨

Todas parecen distintas, pero tienen algo en común: lo simplifican todo.

📰 Los medios suelen hablar de discapacidad.

🗯️ Pero pocas veces dejan hablar a las personas con discapacidad.

Y mucho menos sobre deseo, belleza, maternidad, paternidad o trabajo.

👀 Investigo cómo los medios representan a las personas con discapacidad. Pero también cómo el género influye en esas representaciones.

Porque no es lo mismo ser hombre que ser mujer.

Y menos aún si además vivís con una discapacidad.