Es que creo que nunca en la historia nos hemos enfrentado a circunstancias como estas. No hay precedentes. No sabemos qué va a pasar, y las perspectivas no son bonitas.
Pero para pensar cómo queremos responder tenemos que empezar por aceptarlo.

Por si alguien se pierde: el conflicto no es generacional, ya dije que asociar la falta de acceso a la vivienda a un problema de la juventud es un timo. El conflicto es de clases, como lo ha sido siempre. Pero eso no es un consuelo para la gente que ha llegado a la mitad de su vida y no tiene nada.

Hay que leer y escribir más que nunca, leer y escribir como cuando éramos adolescentes, hacer bandera de nuestras imperfecciones ortográficas y levantar una torre intolerante donde no haya sitio para el Rincón del vago.

Una cosa es robar, que está mal, está muy mal. Y otra es llevarte por delante la vida de millones de personas para robar a manos llenas. No tienen manera de devolver lo que nos han quitado. No hay castigo que los pueda redimir de lo que nos han hecho. Estoy desolada.