6. Y mientras tanto, Feijóo, Ayuso y Tellado se lavan las manos. Como si no fueran ellos quienes la promocionaron, la expusieron, y finalmente la sacrificaron. La dignidad, en este caso, no está donde ellos dicen.

5. Noelia Núñez no es inocente. Pero tampoco es la villana. Es el síntoma de un partido que ha perdido el norte ético, y que solo entiende la política como una guerra de gestos. Hoy, el gesto ha sido su cabeza.

4. ¿De verdad alguien cree que Núñez tomó la decisión sola? ¿Que una diputada sin experiencia, sin estudios concluidos, y sin autonomía política, decidió dimitir por convicción? No. Fue empujada. Y luego abandonada.

3. El PP no busca regeneración. Busca espectáculo. Quería restregarle a Sánchez por la cara la sangre de una dimisionaria, aunque fuera falsa, para reivindicar el monopolio de la dignidad política. Pero lo que ha hecho es mostrar su vacío de principios.