"¿Qué le gusta?"

¿Quizás se estaba pasando? Tal vez debiera parar. Después de todo, no quiere que le dé algo a la pobre Mellize. Ya tiene el rostro bien rojo.

El color del rostro de Mellize podría rivalizar el de su pelo, y su expresión y cómo de fácil se avergüenza le resulta de lo más adorable.

"¿Entonces es algo que genuinamente crees? Me siento halagado."

"¿Oh? ¿Entonces de qué se trata?"

Ahora va a tener que decirlo. Porque tiene su completo interés.

¿Comportarse de forma tonta? Para nada.

"¿Oh? Agradezco el cumplido."

Que no se crea que no la ha escuchado. Tras hacer el té, lo lleva a la sala de estar y deja sobre la mesa, sirviéndoselo en la taza.

"Le prepararé entonces una manzanilla. Los tés de menta y peperina también son de mi agrado. Parece que tenemos gustos similares."

Ay, pobrecilla. Espera que no lo esté pasando demasiado mal.

"Es comprensible. Espero poder hacerla sentir a gusto pronto."

"¿Tiene alguna preferencia? Sus aportaciones son siempre de ayuda."

Empezó a hervir el agua.

"Si le resulta incómodo, podemos ir a otro lado."

"Estoy seguro de que serán de gran ayuda. ¿Te apetece tomar algo de té?"

Ya que parecía algo nerviosa...

"Por favor, pasa."

Pronunció al abrir la puerta. No va a dejar que se quede ahí fuera.

"Muchas gracias por traerlos."