La bandera deja de ser un símbolo patrio para convertirse en emblema de lucha: denuncia el despojo histórico, las violencias del aparato migratorio, y al mismo tiempo, afirma la dignidad de quienes resisten desde los márgenes frente a la criminalización, la exclusión y el olvido.

Estas acciones vinculan la resistencia individual con una memoria colectiva, en la que símbolos como la bandera, el territorio y la movilidad son resignificados por actores marginados como herramientas de lucha que legitiman la transgresión de fronteras en nombre de la justicia.

Cuando no se tiene claro lo anterior, se extrapola el trabajo abstracto como si fuera una realidad ya existente en otras totalidades socio-históricas, lo cual tiene un impacto profundo tanto en el horizonte estratégico como en el programa político que se impulsa.

En donde la universalización de las relaciones de producción capitalistas posibilitan la aparición del trabajo abstracto como forma social objetiva y como unidad de medida universal para el intercambio equivalente.

El trabajo como fuente productora de valor, el trabajo como relación social objetiva destinada a la producción de mercancías y a la reproducción del plusvalor; es un fenómeno específico de la modernidad capitalista.

Creer que la abolición del proceso de trabajo subsumido al capital se trata de lograr el derecho al producto íntegro del trabajo, y no la superación de las relaciones sociales de producción mediadas por la forma valor, que subsume al valor de uso en su totalidad.

No identificar la particularidad histórica del trabajo en la sociedad moderna capitalista, y confundir cualquier gasto de energía humana con la existencia del trabajo en el paleolítico, en la antigua Grecia o en el feudalismo, lleva generalmente al siguiente error.

Y, sin embargo, la amistad no es menos misteriosa que el amor o que cualquiera de las otras fases de esta confusión que es la vida. Amistad y amor, vaivenes de la aproximación y de la distancia.

Y, sobre todo, con el arsenal nuclear suficiente para acabar con la vida en el planeta.

*casualidades

Dado que México (que es la entrada regional y comparte más de 3000 km de frontera con EE. UU.) y Colombia (que es la entrada continental y el portaviones de EE. UU.) representan lo anterior, significa que también representan la dignidad y el futuro de los pueblos de América Latina y el Caribe.

Los embates y amagos económico-comerciales y político-diplomáticos contra ambos países no son casualidad: México y Colombia –a diferencia de décadas pasadas– representan dos proyectos nacionales que reivindican la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.