debía recordar eso, por encima de todo. Puso una ligera mueca y se tumbó con las manos tras la cabeza, mirando el techo fijamente.*

Dime una cosa... ¿te da miedo? ¿Que caiga la luna?

*La pregunta le salió sola. Él mismo se mordió el labio, preguntándose a qué vino eso.*

después de todo.*

Parece que lo has aceptado. Lo de que no seas parte de la sociedad, digo...

*Le entendía, de todas maneras. Él tampoco había sido nunca un chico sociable.*

No me aburres. Creo que eres la per-- la entidad más interesante con la que he hablado en mucho tiempo.

*No, persona, no;>

inventario. Pronto tocaría la ocarina...*

hurgar.

Sin embargo... el miedo a la caída de la luna, o más bien, el sentimiento de derrota le eran familiares. No podía combatir contra eso.

Se encogió de hombros.*

No te preocupes. Las cosas saldrán como tengan que salir.

*Sus ojos se dirigieron a la derecha, donde acababa de aparecer su >

continuación le hizo enarcar una ceja. ¿Una contradicción?

Se inclinó un poco hacia él, como si estuviera interesadísimo de repente. Sus ojos denotaban concentración, tratando de encontrar la falla en la narrativa.*

¿Quiénes te llaman aburrido?

*Se atrevió a preguntar, a ver cuánto podía >

*Incluso se permitió sonreír: ¿qué más daba, si en cuanto resetease el tiempo, se habría olvidado de la conversación?*

forzándose a sentirlo, a encontrar esa pizca de humanidad que no tenía ningún npc del juego, salvo el resto de personas atrapadas allí.

Agachó la cabeza.*

No hay a dónde escapar si ya estás muerto. Agradezco la compañía, de todos modos... debo admitir que me estás haciendo sentir menos solo.

>

hicieron quedarse en silencio unos instantes. Sí, era la programación del juego, y su narrativa de la luna cayendo, y todo eso... casi se le había olvidado que de eso iba Majora's Mask.

A lo mejor estaba buscando cosas donde no las había, pero... sentía empatía en las palabras ajenas. O él estaba >

No puedes hacerme daño de ninguna manera que realmente importe.

*Dejó caer aquella afirmación como una losa, aunque la soltase con completa naturalidad e incluso desgana.*

Así que, es igual. Mañana me iré, pero por hoy te vas a tener que aguantar.

Prefiero quedarme por aquí. Sé que prefieres que no, agradezco la compañía de alguien como tú, para variar.

*Ni un npc al uso ni ningún ascendido de los que no terminaba de considerar amigos; solo más personas torturadas que accedieron a esto.

Él nunca lo hizo.*

implantados; ¿de verdad estaba hablando con un npc?

Podía ser una trampa. O una burla.

...O podía ser que él estuviera muy solo y, en su aislamiento del resto, estuviera encontrando confort en npcs a los que daba más conciencia de la que realmente tenían.

Seguro que estaba sobre reaccionando.*

>

¿Recuerdas cómo llegaste aquí, al valle?

atrapada y amnésica. Seguía teniendo elementos que le recordaba a un npc cualquiera...

Pero... ¿y si eso significaba que era BEN jugando con él? ¿Estaría deleitándose, haciéndole dudar de esa forma?

Esta vez, decidió ser más directo.*

Te llamabas Kael, ¿no? Dime una cosa...

>

mayoría QUERÍAN estarlo. Al menos, en un principio.

Él era el único que no tuvo nada que ver y acabó allí igualmente. Se relacionaba con ellos, pero en el fondo, estaba solo.

Kael tenía razón.*

No quiero irme. Aún.

*Se le pasó otro pensamiento por la cabeza; igual Kael no era una persona >

*Aún recordando las palabras intercambiadas antes, se llevó la mano al pecho... donde no latía corazón alguno.*

Se sentó encima de una caja con un salto, dejando sus piernas colgando y mirándolas fijamente en lo que continuaba hablando, tratando de volver a lo que quería saber.*

Entonces tú eres... diferente. Estás hablando conmigo. Has amenazado con atacarme si no me iba, pero no era tu intención.

>

segundos, la mirada perdida.

Ya estaba muerto. Daba igual que quisiera quitarse la vida, porque ya no había ninguna que quitar.*

...No, no tengo a dónde ir.

*Vivía en un cartucho de Nintendo 64, y ya no tenía a nadie salvo a los habitantes del propio cartucho.

Incluyendo al misterioso Kael.

>