El Wokington Post me rompió las pelotas acá con basura palestinista y les tuve que dejar un comentario más propio del hellhole que de esta bendecida comunidad de cielos azules.

En el Hellhole se me están arrimando los fans del pelado triste y feo, influencer de peroniños, preparando una ofensiva. No me mueven un pelo, pero qué fiaca tener las mentions llenas con esas almitas perdidas. Nunca lo traigan acá.

Se termina el DM gigante. Aviso.

No sé qué decirles. Me gusta el quilombo que se arma en el otro antro. Acá no encuentro alguien de quién hablar mal.

Una de las pocas alegrías que me deja este proceso electoral es verlo a Gargarella votar al candidato que usa los datos que le acerca Rodo Tailhade, al endorseado por Biondini, Samid y Luis D'Elia, y jefe de los que están en el celular de Chocolate. Se acaban las mentiras y se manchan los puros.

Imaginate que sos una compañía de seguros de vida y te llama un pariente del de casco blanco.

Si alguien conoce a alguien -de confianza, claro- que necesite entrar a este antro a estrenar, me avisa porque me dieron un código.

Como no sé que voy a hacer con esta segunda red social y no quiero segmentarme más todavía, arriesgándome a la esquizofrenia, voy poner mi contenido acá como preview exclusiva, y unos minutos/horas después subirlo a la de Elon. Cuando me lean más acá que allá, recalcularé.

Hoy Seamus, el de ocho, me dijo que en medio de una clase en la que les dieron acceso a dispositivos se puso con una amiga a googlear los nombres de los padres. Estamos criando talhaditos, tengo terror.

Nadie bebe dos veces de este gin.

Vengo a ver que es distinto en esta red pero los veo peleándose con natzis acá también. Estamos rodeados por esa plaga inmunda.