¿Cómo se vota? Manifestando una opción.
1. Voto bloqueado, haciendo una cruz en la cabecera de la lista.
2. Manifestando opción vertical, haciendo una cruz en cada cuadrado de la fila.
3. Haciendo voto cruzado entre candidaturas de diferentes listas.
4. Dejando el voto en blanco.

Durante el día de ayer, estuve pergeñando un tipo de papeleta que se pareciera a la realidad chilena y llegué a este prototipo: llamémosle PROTOTIPO DC-I.

Una versión depurada a la boliviana es la papeleta de México. Cada papeleta representa una elección por separado y se muestra en la cédula cada partido en concurso. El voto es al partido, independientemente de que más de alguna agrupación esté abanderizada por la misma candidatura.

Otro ejemplo está en el sistema de Bolivia: las filas representan el cargo por elegir, donde cada partido o pacto en concurso está visualmente identificado en columnas perpendicularmente coherentes. El problema es que el voto parlamentario es uninominal.

Un sistema más humanizado, el de Ecuador. Tiene una papeleta por comicio, además de logotipo de cada partido, fotos de las candidaturas y listas en columna.

Este sistema es peculiar, pero tiene algo de lo que podríamos aprender: la papeleta parlamentaria italiana. En Italia, el Congreso se compone de una cuota uninominal y una cuota plurinominal por división electoral. Por lo tanto, se puede votar indistintamente uno u otro a prorrata.

Este ejemplo se parece un poco más a la realidad chilena, pero aún le falta: es una papeleta impresa en blanco y negro, con todos los logos de los partidos y el elector está obligado a hacer solamente una cruz donde se indique. Hablo de la papeleta en Portugal.

Países como Francia o España funcionan con votos al sobre, donde la cámara secreta es más bien una sala y el elector debe elegir de entre todas las posibilidades entre una mesa. (Las dos primeras corresponden al sistema francés; las dos siguientes, al español.)

Imagina ver todo este entramado de letras y números cuando la alfabetización de tu electorado es precaria. (De acuerdo. Entonces, solo podían votar hombres y mujeres que supieran leer y escribir, pero pensemos que ese supuesto incluso es engañoso. ¿Qué pasa si tienes problemas de memoria?)

El sistema anterior, aunque corrompible, ahorraba un paso: saber a qué partido se votaba, por lo que solo requerías *retener* el nombre de una candidatura. La cédula única informaba tipografías, distintivos y solo quedaba encontrar un número. (Referencias de La Nación, 1965.)

Antiguamente, el voto era partidario y visual. Los partidos abastecían las papeletas de sus concurrentes y, para evitar fraudes en las mesas, pedían a los electores que recogiesen los votos en las comunales de cada partido. (Con la correspondiente violación del voto secreto.)