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witchy Kat

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Me gustan las brujas, escribir, leer, el otoño y los perros.

De momento, podéis leerme en ebuki: https://ebuki.es/author/kathia-seco

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witchy Kat

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Estos son algunos de los míos:

1. #ProyectoBrujas
2. #ProyectoMadre
3. #SillyLittleWitches

November 14, 2025 at 9:44 AM

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Mirad mi regalito de aniversario ✨

November 5, 2025 at 7:55 PM

witchy Kat

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Ayer le pusimos el altarcito a nuestras niñas ✨

October 28, 2025 at 7:22 AM

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#Writeober #12, #13 y #14: Vela, Demonio y Madera

Hace mucho tiempo, allá en la villa de la foresta, había un famoso juguetero que no solo suministraba juguetes a los niños del poblado sino que, de tan bueno que era, compraban sus productos en la capital. Le propusieron una y mil veces trasladar su taller a la urbe, pero él se negó todas las veces, aduciendo que su vida estaba en aquella diminuta aldea perdida en el bosque y que si se marchaba de ahí no sería capaz de volver a crear juguetes como los que diseñaba.
Cada dos semanas, el juguetero desaparecía de la villa en lo que él llamaba su viaje de obtención de materiales, y volvía una semana más tarde cargado de madera oscura, llena de nudos, en gruesos troncos que cargaba en una carreta. Nunca aceptó aprendices, ni permitía que nadie entrara en su taller, estuviera él o no. Muchas veces los niños se agolpaban en las ventanas de su tienda para intentar atisbar cómo tallaba el juguetero la madera, cómo conseguía expresiones tan reales, figuras tan bellas, pero tan pronto el juguetero percibía que estaba siendo observado corría las cortinas y procedía a trabajar a oscuras, lo que jamás afectó en nada a la calidad del producto final.
A Reese, un niño pelirrojo más espabilado de lo que a sus padres les venía bien, comenzó a intuir que el secretismo del juguetero era más perturbador que curioso, y lejos de centrar su atención en el taller decidió seguirle en una de sus travesías de obtención de material. Cuál fue su sorpresa cuando, al caer la primera noche de su extraño viaje, el anciano se postró sobre la tierra húmeda de un claro y comenzó a escarbar con entusiasmo, casi con desesperación. Sacó del agujero una pálida lombriz y la engulló con satisfacción, y tan pronto el gusano cruzó su garganta el juguetero se giró y miró al niño con unos ojos brillantes y una sonrisa afilada.
—Por fin —masculló, su voz tan profunda como la oscuridad del bosque—. Hacía mucho que no me seguía ningún niño. Empezaba a quedarme sin madera.

La Reina Demonio observa con una expresión en absoluto impresionada cómo el goblin mensajero se retuerce frente a ella, tratando de alcanzar nuevas cotas en lo que a reverencias se refiere. Le dirige una mirada interrogativa a su dama de compañía, junto a ella, que se encoge de hombros, invitándola a permitir que la criatura finalice el extraño espectáculo, y la Reina Demonio parpadea con indiferencia, aceptando la propuesta. Por fin, cuando el goblin prácticamente le ha devuelto la mirada a través de sus propias piernas, se reincorpora con dificultad y agacha la cabeza.
—Su Majestad Demoníaca, vengo en representación del Rey Goblin. El Monarca tiene una oferta que hacerle y le invita amablemente a visitarlo en su palacio. Como obsequio e incentivo, el Rey ha insistido en que toméis mi cabeza.
La Reina enarca una ceja, indolente.
—¿Qué tipo de oferta requiere que yo me desplace, cuando podría haber venido él a hacérmela?
El goblin se retuerce las manos con nerviosismo.
—El Monarca no quería importunar a vuestro servicio con su presencia. Prefiere ser anfitrión, pues tiene como objetivo serviros, no que vos le sirváis a él —carraspea.
La Reina Demonio pone los ojos en blanco, hastiada.
—Espero que esto no tenga que ver con una propuesta de matrimonio, porque si es el caso tomaré tu cabeza y también la suya. Es de una impertinencia supina semejante atrevimiento.
—No soy más que el mensajero, Su Majestad —farfulla, cada vez más nervioso—. Desconozco la naturaleza de la propuesta, tan solo que tiene una que haceros.
—Podéis, pues, decirle a vuestro Rey que…
Antes de que la Reina Demonio pueda terminar la frase, la monarca desaparece del trono en una bola de humo violáceo que hace que tanto su dama de compañía pestañee con sorpresa, antes de suspirar de pura frustración.
—Esa maldita niña ha vuelto a equivocarse con el hechizo de invocación —bufa, indignada—. No hace más que llamarla, es ridículo —acto seguido se gira hacia el goblin—. Lamento el contratiempo.

Una infusión de romero, una amatista, dos piedras de sangre y una vela negra.
Amalia saca de su bolsillo el mechón de pelo oscuro y lo mira fijamente antes de dejarlo en el centro del pentagrama invertido. Según la revista La Joven Bruja, que como todo el mundo sabe contiene todo el conocimiento que una joven bruja como ella necesita, solo hace falta un conjuro sencillo para conseguir que el chico que te gusta se fije en ti. Lo que más difícil le resultó conseguir fue el mechón de pelo, y de hecho Seamus se enfadó bastante cuando notó el tijeretazo y se giró para mirarla con estupefacción, pero Amalia está convencida de que la dulzura de la sonrisa que le devolvió apaciguó cualquier sospecha.
A sus catorce años, Amalia lleva tonteando con la magia el tiempo suficiente como para sentirse confiada en sus capacidades, así que abre la revista por la página «Rituales de amor infalibles para adolescentes» y comienza a seguir las instrucciones: crea un triángulo en torno al mechón de pelo con las piedras mágicas mientras entona el hechizo, enciende la vela y deja que le queme la yema del dedo antes de hacerse un pequeño corte y verter su sangre sobre los diferentes ingredientes, y finalmente se bebe la infusión de romero y se chupa el dedo.
La llama de la vela se torna violeta y Amalia sonríe, satisfecha, casi pudiendo sentir cómo poco a poco se vuelve irresistible, y para su sorpresa la figura translúcida de Seamus se presenta ante ella, en el centro mismo del pentagrama donde su mechón de pelo ha empezado a echar humo, y la mira con los ojos desorbitados, consternado.
—Condenada lunática, ¿se puede saber qué has hecho esta vez?
Amalia, asustada, revisa las instrucciones y se queda tan pálida como el fantasma que ha invocado.
La infusión tenía que ser de tomillo.

October 26, 2025 at 10:07 AM

witchy Kat

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Hoy he intentado sentirme a escribir lo que me falta del #Writeober pero es que NO PUEDO. De verdad que me odio por ello pero es que son términos otoñales, de la spooky season, y en mi casa estamos a 40 GRADOS. Adjunto foto del termostato. No puedo con esto, no puedo escribir otoño en verano 😭

October 25, 2025 at 2:10 PM

witchy Kat

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October 25, 2025 at 8:25 AM

witchy Kat

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También te digo que reflexionando alucino con los libros que piden ahora las niñas de 12 años... yo a los 12-13 años estaba obsesionada con El Mundo de Ally. Adoraba y adoro esos libros, y van precisamente de una chica de 13 años. Me horroriza lo de Culpa mía 🫠

October 24, 2025 at 3:28 PM

witchy Kat

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#Writeober #11: Desván

Radka vive en el desván, pero no lo sabe nadie.
Los niños lo sospechan, pues por más que lo intenta la joven es incapaz de no hacer ruido cuando se desplaza. Los viejos tablones de madera crujen bajo sus pies aunque el movimiento sea delicado, pero la madre de los pequeños se lo achaca a las ratas y ya ha llamado varias veces a los exterminadores de plagas, de quienes Radka ha tenido que esconderse entre jerseys viejos y telarañas. Los hombres juran no haber visto ningún indicio de roedores, pero los ruidos persisten y a la mujer le escama.
Solo el padre sabe que ahí vive la muchacha, y en escasas ocasiones, cuando no hay nadie más en la casa, le permite descender las carcomidas escaleras que bajan desde el ático para respirar aire fresco, sentir la luz del sol y dormir en un colchón, si bien solo le autoriza esto último después de hacer lo que él quiere, algo que a ella no le ha gustado nunca. No puede evitar observar, sin embargo, que los tablones del dormitorio no crujen como los del desván, y ese extraño silencio le resulta tan placentero que a veces se siente tentada hasta de abrazar el suelo.
Radka vive en el desván, pero si ese hombre la hubiera dejado aprender a pensar sabría que lo que ella llama vida es una trampa pegajosa, alquitranada, un robo de lo que podría haber sido y de lo que ya no podrá ser nunca, y esa sensación le late en el cuerpo pero no le sabe poner palabras porque nadie le ha enseñado a utilizarlas. La joven se conforma con mirar las vidas de los demás por la ventana del ático, opacada por el polvo, y con apreciar los momentos en los que nadie va a verla, pero eso cambiará pronto, porque para su desgracia, y según el padre por su culpa, el vientre ha empezado a hinchársele.

October 11, 2025 at 9:21 AM

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#Writeober #10: Bruja

El fragmento de esta palabra es especial para mí, porque es un extracto del inicio de #ProyectoMadre 🏔️🤭

Es en el centro del bosque, allí donde la luz no llega y tampoco lo hace el hombre, donde habita la Bruja Custodia, a quien las leyendas han tratado con exagerado menoscabo. Dicen de ella que su pelo crece del sotobosque y se le enreda en el cuerpo antes de inscrustársele en el cráneo; que sus uñas se asemejan a las garras de un cuervo y que sus dientes son espinas arrancadas de un rosal. Dicen también que vaga desnuda por la foresta, sin más ropa que la niebla, y que su piel está cubierta de pelo, plumas y escamas; que su sangre es resina, que le crecen tréboles entre los dedos, y que es tan vieja como la propia montaña. Cuentan que jamás ha vivido entre humanos, que se la expulsó de la aldea sin cortarle siquiera el cordón umbilical; que a su madre la mancilló un demonio y murió desangrada en el parto por culpa de tal blasfemia; que a la niña la crió la bestia de barro y hierba, y que quien consigue verla no vive para contarlo.

October 11, 2025 at 8:23 AM

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#Writeober #9: Oculto

Hay algo extraño en el nuevo vecino.
Ona se ha dado cuenta, aunque nadie más parece haberse percatado, y aunque la niña ha tratado de advertirlo, los adultos no la creen. Tampoco los otros niños.
El nuevo vecino es alto, de piel pecosa y pelo rubio. Parece estar a medio camino entre la niñez y la pubertad, aunque jura no tener más de ocho años, y aunque ha llegado al pueblo con sus padres Ona ni siquiera los ha llegado a ver. El niño pasea por la calle con holgura, como si se creyese dueño de esas aceras, de ese asfalto y de los árboles, y a veces parece que incluso de las personas. Sonríe con una dulzura almibarada que hace que todos los mayores le revuelvan el pelo, pero Ona percibe en esa sonrisa algo oculto, una sombra que solo se ve si la buscas, y aún cuando lo haces es escurridiza.
El joven se ha dado cuenta de que Ona no parece tan encantada con él cómo el resto de vecinos, y ha empezado a regalarle caramelos de cereza y nubes de algodón. La niña rechaza los regalos, inquieta, pues de ellos parece emanar una vibración maligna, y aunque el niño crispa el gesto no abandona su empeño y cada día es un nuevo obsequio: monedas de chocolate, galletas de jengibre, palos de regaliz y merengue confitado. A veces son magdalenas rellenas de mermelada, otras mazapán de limón, otras almendras garrapiñadas. Ona está convencida de que solo le ofrece comida porque el día que pruebe un bocado se le meterá por dentro la misma sombra que se esconde en su sonrisa y le cortará la lengua para que no pueda pedir ayuda.
Pero ha llegado Halloween, y sin darse cuenta los caramelos del niño se han mezclado con los de las demás casas. Ona es lista, pero solo tiene siete años, y a los siete años no se tiene la suficiente fuerza de voluntad como para no probar ni un solo dulce en la Noche de las Brujas.
Al día siguiente, y sin que nadie se dé cuenta, la sonrisa que oculta algo es la de la niña.

October 10, 2025 at 2:21 PM

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#Writeober #8: Cosecha

Antes de que llegue el invierno, los roedores deben procurarse una buena cosecha para no morir ni de frío ni de hambre conforme caiga la primera nevada.
Después de un verano largo, caluroso y fructífero, en el que se han puesto las botas a base de ciruelas, melocotones y cerezas, el otoño es la época en la que recolectan todo aquello que les ayudará a llevar el invierno con algo de dignidad. Las ardillas son las encargadas de recolectar las nueces, las bayas y los piñones; a los ratones les han tocado las raíces, el maíz y las diminutas zanahorias que todavía no han crecido del todo en el huerto de los Carmody, y los lirones llevan días ocupados recogiendo todas las manzanas tempranas, así como los higos, las moras y los arándanos. El tronco del árbol matriz poco a poco va llenándose, y los roedores hacen turnos para organizar la cosecha: los frutos secos a un lado, las frutas frescas en otro, el jengibre allí arriba y las hortalizas aquí debajo.
Las noches cada vez llegan antes y las horas de siega se van reduciendo, pero su almacenamiento les durará hasta la primavera, y cuando cae el primer copo de nieve celebran su buen trabajo brindando con café de bellotas y tostadas con miel.
Cómo iban a saber ellos que el árbol matriz estaba marcado para ser talado.
Al fin y al cabo, los roedores no entienden ni de compraventa de terrenos, ni de construcciones ilegales.

October 9, 2025 at 8:10 AM

witchy Kat

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#Writeober #7: Mansión

Existe al borde mismo del acantilado, tan cerca del saliente que sus paredes se confunden con la roca erosionada, una mansión tan vieja como el tiempo, hecha de madera y salitre. Se alza tan alta que los aldeanos juran que no hay forma de llegar allí más que por aire, haciendo imposible alcanzarla a pie, pero dicen las leyendas que todas las noches sus ventanas proyectan la luz propia de una hoguera.
Algunos hablan de fantasmas, otros de vampiros, hay quien se atreve a mencionar a los licántropos y solo un par de niñas murmuran sobre brujas y magos, pero la realidad es bien distinta. En esa mansión todavía habita un hombre, casi tan vetusto como la casa que ocupa, mas con la sangre de los vivos corriéndole por las venas y la deplorable condición humana anclándole al suelo de esa espantosa casona. Sus hijos se fueron lejos, hace tantos años que ningún lugareño se acuerda de ellos, y su mujer saltó al mar y se convirtió en sirena, o eso elige pensar de vez en cuando para sobrellevar el dolor de una pérdida tan lejana que a veces parece ajena.
El camino hacia el pueblo desapareció de no usarlo, y ahora su hogar se encuentra aislado bien pegado a un precipicio, como si las olas fueran la única salida que le queda al anciano. La soledad le pesa más de lo que le pesa el aire salado, la piel pegajosa, la casa vacía, y el único motivo por el cual se niega a morir es porque sabe que el día que lo haga no habrá nadie para recordarla a ella, a su esposa, pero se equivoca, pues si hay algo de lo que hablen más que de la mansión maldita es de la extraña criatura marina que visita las costas y llora cada anochecer, nada más prender la hoguera.

October 8, 2025 at 2:52 PM

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#Writeober #6: Calabaza

A Ashling le encanta ir a ver a su abuela.
Vive en una pequeña cabaña en el bosque, cerca de la linde pero lo bastante lejos como para que visitarla sea una aventura. La choza es más grande por dentro de lo que parece por fuera y tiene un diminuto huerto en el jardín trasero, atestado de matorrales, donde solo han sabido crecer zanahorias, nabos y calabazas. Todas las mañanas la anciana deja sueltas a las cabras para que se coman las malas hierbas, aunque de vez en cuando se han llevado por delante alguna hortaliza, y cada vez que Ashling aterriza en el desvencijado porche su abuela ya la está esperando con galletas de mantequilla y una humeante taza de té de jengibre.
Todos en el pueblo la acusan de brujería, aunque ningún vecino la teme con sinceridad. Aprecian sus remedios y observan con suspicacia su afán por la soledad, pues lleva viviendo sola más de una década y, casi, más de dos, pero sabe su nieta que la vieja, lejos de vivir sola, siempre está rodeada.
Los ve cuando llega y los ve al marcharse, y a veces también en el interior de la casa. Alguna que otra vez, incluso, han sido ellos quienes han servido el té o han sacado las galletas del horno. Si alguien que no compartiera sangre con la anciana echara un vistazo a través de la ventana, vería el caldero removerse solo, los jerseys tejerse sin manos y la escoba barrer el suelo por voluntad propia, pero Ashling, que es más nieta de su abuela que hija de su madre, puede percibir los espíritus que ayudan a la anciana con las labores del hogar a cambio de tener uno.
Y es que hay pocos sitios tan acogedores como la casa de una abuela.

October 8, 2025 at 5:28 AM

witchy Kat

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#Writeober #5: Esqueleto

Todos los días pasada la medianoche sobrevuela el pueblo una jam de jazz, un ritmo alegre, alto y frenético que los vecinos no son capaces de ubicar. Algunos dicen que viene del norte, otros que viene del sur, nadie lo escucha con claridad, y aún así conforme lo oyen no son capaces de volver a conciliar el sueño, como si esa animada melodía viniera acompañada de algo tenebroso, extraño.
Lilith, la muchacha de quince años con la que nadie habla, sabe muy bien de dónde viene la música, y de hecho más de una noche y más de dos se ha escabullido de su camastro para bajar al sótano de la mansión abandonada, la que hay al final de la calle principal, y bailar con los esqueletos que salen de sus tumbas para dar un trago. Algunos de ellos todavía tienen carne en diferentes estados de descomposición, pero la mayoría luce con un orgullo inexplicable unos huesos limpios, más fuertes de lo que se podría esperar, que menean con frenesí al ritmo de la trompeta, del piano, de la batería.
A Lilith no le dejan beber whisky, pese a sus insistentes quejas, pero le sirven un vaso de zumo de cereza y le regalan una guinda bañada en ron, con la esperanza de que la adolescente se conforme con ello. Es la única que sabe de su existencia, porque es la única que está dispuesta a saber de ella, por lo que los muertos la tienen en muy alta estima. Tanta, que llevan meses planeando cómo hacerse con su alma.

October 5, 2025 at 4:59 PM

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#Writeober #4: Encantado

October 5, 2025 at 4:46 PM

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#Writeober #3: Pálido

Las horas se derraman en las agujas del reloj como un líquido espeso, y Beatrice observa el minutero con la angustia propia de quien no sabe medir el tiempo. Da una, dos y hasta tres vueltas en círculo y luego mira a su tía, que teje en una esquina con gesto nervioso pero que hace un alto en su labor para regalarle una sonrisa tirante, más inquietante que tranquilizadora, y sabe Beatrice que detrás de esos dientes hay una certeza punzante que no va a querer tocar.
El silencio se resquebraja con un alarido en el piso de arriba, y la niña, que ya no es tan niña, levanta la mirada y se muerde las uñas sin darse cuenta, hasta que su tía le reprende el gesto como si fueran más importantes los padrastros de sus dedos que los gritos de su madre. Allí arriba, en el dormitorio principal, está naciendo su hermana, y la vieja indigente que mendiga en la puerta de la iglesia lleva días vaticinando que la criatura solo vendrá al mundo a cambio de otra vida.
Los aullidos de su madre se alargan y se contraen, aumentan y se derrumban, hacen breves pausas y luego vuelven con más fuerza, y Beatrice casi puede notar cómo el dolor empapa las paredes y agrieta los cimientos a sus pies. Las horas siguen derramándose con una parsimonia ofensiva, envueltas en ese halo de tortura, y por fin los gritos cesan durante el tiempo suficiente como para que su tía se levante, le ofrezca la mano y la conduzca a la habitación, que huele a óxido y a excrementos.
La niña ha nacido pálida, tanto que incluso a través de la sangre Beatrice le intuye las venas. Tiene los ojos velados y los labios violetas, y solo con verlos sabe que esa criatura ha sido besada por la muerte antes de respirar siquiera por primera vez, pero se contorsiona con incomodidad, llena de una vida extraña, de aura hueca. Y solo entonces mira Beatrice a su madre, postrada en la cama, las sábanas rojas y húmedas adheridas a los muslos y la cabeza caída hacia atrás, inerte.

October 4, 2025 at 11:11 AM

witchy Kat

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#Writeober #2: Fantasma

A los hijos de los Crowley les dan miedo los fantasmas del desván, pero sus padres saben bien que a los que deben temer son a los del sótano.
A Arthur, el mayor, pese a haber cumplido los trece años y considerar que a esas edades no se le debe temer a nada más que a que lo traten como a un niño, le aterra subir las escaleras en noches de tormenta porque el fantasma francés, el decapitado, siempre se le aparece para darle un susto. A Roy, el mediano, que a sus diez años todavía no está preparado para fingir valentía, le asusta el ruido de las cadenas que arrastran los mellizos huérfanos por todo el ático; y Lucille, la pequeña, con sus siete años enteros, ha descubierto lo que es el insomnio a causa esa misma niña que tiene su edad, con la piel traslúcida y los ojos negros, la que le susurra de vez en cuando que algún día le robará la vida.
Pero los padres de los tres niños saben que esos fantasmas solo juegan, un entretenimiento clásico entre los espectros de la mansión. Si habitan el desván es porque fueron capaces de hacer siquiera el amago de ascender al cielo. Ah, pero los del sótano…
Los del sótano han subido desde el infierno.

October 2, 2025 at 5:53 AM

witchy Kat

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#Writeober #1: Noche

October 1, 2025 at 8:35 AM

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El año pasado salieron cosas tan chulas como estas 🔥

September 27, 2025 at 4:22 PM

witchy Kat

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El miércoles 1 de octubre empezamos el #Writeober 🎃

Se trata de un reto de escritura muy sencillo: solo hay que subir un minirrelato, poema, frase o micro que contenga la palabra asignada de ese día ✨

Os voy dejando por aquí las palabras para que vayáis inspirándoos 👻