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Me ha parecido una situación de lo más surrealista. No me lo podía creer ni yo ni las personas que estaban en el tranvía. Me lo han tenido que decir tres veces como justificándose de que como había cámaras ellos tenían que hacer su trabajo.

Comparado con lo que está pasando parte de la población valenciana, sé que esto no es más que un relato de desahogo por una situación concreta derivada del cumplimiento de órdenes rígidas y en ocasiones absurdas llevadas más allá de lo que el sentido común dicta.

Entiendo que haya una medida temporal por el quebranto de comunicaciones a consecuencia de la #dana pero no se puede ser tan cuadriculado. Existe una cosa que se llama proporcionalidad.