Voegelin, al regresar a Alemania, ve cómo el "si no recuerdo no hay culpa", exime a sus compatriotas de ajustar cuentas con su pasado atroz. De ese modelo, como del propio español, se erigen nuevamente las cavernas desmemoriadas y ansiosas de repetir lo que debería avergonzar. Ignorancia malévola.

Todo historiador sabe que la precisión del relato depende de la honestidad de las fuentes y un espíritu crítico. Y la antigüedad nos legó dudas y certezas por igual. La hagiografía flaco favor hace a la imparcialidad y confianza. Como observar el tiempo de Jesús sin arquear ceja; mírese Josefo.

¡Anda!

Y sin saltarse las tres leyes de la robótica. 😉

Los académicos acomplejados suelen funcionar por patrones idénticos. Los mediocres incluso escriben artículos pretendiendo que los tomemos como intelectuales de peso.

Alatriste no alcanzó a incluirlo en su crónica wagneriana.

Quizá el espejo mainstream que ha supuesto el universo de los superhéroes, con colectividades, cierto, pero más pendiente del sacrificio mesiánico individualista, ha pesado en el cine posterior de toda índole.