+ no vamos a ser nosotros, descendientes de esa sangre, capaces de unirnos por amor?

+ Aegon... Sigo deseando casarme contigo —le acaricia la mejilla, acercándose más a él—. El matrimonio con Helaena, por desgracia para ella, no está sellado ante los dioses de Valyria. Es un enlace a ojos de hombres pequeños y mediocres. Además, el Conquistador tenía dos esposas... ¿Por qué +

Aemond lo observa casi sin respirar. Sólo ha habido dos cosas que ha deseado toda su vida. Una, ser jinete de un dragón. Dos, que su hermano mayor lo mirase enamorado y entregado tal y como lo estaba haciendo en esos momentos.

—Lo hice en un arrebato de pasión, pero nunca he cambiado de idea, +

el contacto de su piel cálida. Lo quiere desnudo a su lado, pegado a su cuerpo bajo las mantas. Aegon es más bajo que él y menudo, pero no se imagina un cuerpo más perfecto. Es cierto que toda su experiencia se limita a una prostituta y a su hermano, pero nunca ha deseado a nadie más. Ni lo hará.

+ esposo le produce una satisfacción inmensa.
Le acaricia el bonito rostro, que nunca deja de maravillarlo y le pasea el dedo por los labios.

—Nada me gustaría más que casarme contigo ante todos los dioses, Antiguos y nuevos. ¿En serio lo harías?

Comienza a levantarle el camisón, buscando +

Esas palabras le calientan el corazón y hacen que le lata con furia.

—¿En serio? —En lugar del temible guerrero de un solo ojo, ahora mismo vuelve a ser el crío que trataba de estar a la altura, siempre mirando a su hermano mayor desde las sombras. Que le diga que le gustaría ser su +

+ y lo obliga a caer en ella para subírsele encima, buscando su boca. Necesita a Aegon como respirar.

—Quiero que estés conmigo cada noche... Te necesito mucho, Aegon... Eres mi debilidad.

+ te coronasen rey... Pero lo odio. A veces la odio...

La confesión le sale con facilidad, y le da igual. Sonríe con una sonrisa cruel cuando Aegon proclama que su lefa es suya. Pero él quiere mucho más, quiere su corazón y su mente. Lo quiere todo. Empuja a su hermano poco a poco hacia la cama +

Aemond se siente un poco más desnudo en cuanto su hermano le quita el parche. Ahora sólo le quedan los pantalones.

—No puedo evitar sentir celos, aunque sea una estupidez. Ya sé que necesitabas tener herederos, pero odio la idea de que te casaran con ella, incluso si era necesario para que +

+ con facilidad.
—Entonces... ¿La has dejado plantada esperando? —Se ríe por lo bajo—. ¿Y has venido a por mí? Hmm... Puedes intentar preñarme a mí, mi amor... Te dejaré intentarlo.

+ pueda ocurrir, pero Aegon está con él, entre sus brazos. Después de tanto tiempo fantaseando con él y pensando que nunca tendría una oportunidad, Aegon se la ha dado. A veces le cuesta creer que su hermano mayor esté enamorado de él, pero cuando están juntos sus miedos suelen disiparse +

—No debería hacerme perder el control. No tengo buen carácter —responde, entrecerrando un poco su único ojo. Lleva el parche puesto, cubriendo el inquietante zafiro. Suspira y se inclina sobre Aegon para perderse en un beso que lleva toda la tarde necesitando. Es fácil sentir temor por lo que +

+ para asegurar el trono. Que es vuestra obligación y que Helaena está de acuerdo —levanta la cabeza para mirarlo—. O tal vez me lo dijo para probarme. Tal vez sospecha algo...

—Lo sé, lo sé... —Apoya la frente en la de su hermano y suspira. Si Aegon supiera lo mucho que lo necesita, lo mucho que desea su compañía... Todos lo ven como el hermano fuerte e independiente, pero él sólo quiere que Aegon lo ame, eso es todo—. Madre me lo dijo, que intentaríais tener más hijos +

+ conocedor de la verdad. No soporta pensar en sus hermanos juntos. No soporta la idea de que Aegon la toque. Y sabe que Helaena ha empezado a mirarlo de forma extraña. Tal vez en sus visiones haya visto algo sobre él, pero nunca se lo va a contar. Lo teme. Y él lo sabe.

Aemond se tensa un poco, sabiendo que no está presentable, pero después se rinde al abrazo de su hermano y lo acoge contra él.

—Me alegra que hayas venido... Pensaba que hoy estarías con Helaena —al menos es lo que Alicent le dijo. Los celos lo habían devorado, a pesar de ser +

Aemond frena lentamente, con la agilidad propia de un felino, y se gira hacia su hermano. En seguida se forma una sutil sonrisa en sus labios.

—Por fin, mi amor... —Le habla en alto valyrio mientras se acerca a él, dejando las dagas sobre una mesa. Le encantaría abrazarlo, pero está sudado...

No está durmiendo, más bien al contrario. Vestido tan solo con unos pantalones negros y descalzo, Aemond está practicando sus movimientos de combate con un juego de dagas. Ha tenido una fuerte discusión con Alicent y esta es la única manera en la que puede relajarse.

+ lo posible. Pero ya no era necesario. Le sujetó la nuca, inmovilizándolo.

—Te quiero... —Dijo antes de posar sus labios sobre los de su hermano.