Internet no es el feudo de nadie, y tenemos en nuestra mano herramientas como criptografía, VPNs y redes descentralizadas para poder actuar con total libertad y anonimato desde el momento en que cualquier gobierno actúe con un ramalazo autoritario, parafascista, contra la libertades individuales.

Mientras tanto, ellos (los políticos) tienen garantizado el anonimato de sus comunicaciones "por razones de Estado" (otra vez ese personaje etéreo inventado), y gozan de inmunidad prácticamente absoluta para hablar de lo que quieran y reunirse con quien quieran.

Sin embargo, ese control hace que el Gobierno ejerza una vigilancia espantosa sobre la ciudadanía, similar a la de la distopía de George Orwell en "1984", donde el Gran Hermano estatal controla cada uno de nuestros movimientos.

Con la pretensión de que ese ente ingrávido e inexistente llamado Estado, que manejan y disfrutan burócratas de partido desde oficinas pagadas por todos, pueda controlar mejor a la ciudadanía, pretenden tener vigilados a todos los ciudadanos "por si acaso".

Como podemos ver, estamos en una etapa muy embrionaria de la apreciación de Bitcoin como activo, a pesar de que a muchos les parezca que el precio es ya muy alto.

No obstante, sigue considerando que la inversión en Bitcoin debe realizarse únicamente por inversores institucionales y por clientes con altísima profesionalidad y habilidades excepcionales.

Y en este día tan señalado, mi gran amigo Juan Pablo Mejía
estrena mundialmente a las 20 horas (hora de España) el documental Revolución Bitcoin, un testimonio de la importancia presente y futura de Bitcoin. Podrás verlo en Youtube: www.youtube.com/watch?v=qb4M...

El 3 de enero también celebramos el Bitcoin Proof of Keys Day, que nos recuerda una de las más célebres frases del gran divulgador Andreas M. Antonopoulos: "Not your keys, not your Bitcoin", con la que resalta la importancia de la autocustodia para la soberanía financiera en Bitcoin.
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¿El de Concostrina? Sin duda.