del espejo, pero el brujo hizo ( otra vez ) lo que quiso: se acercó, y se sentó sobre su regazo, mirándole directamente. Una sonrisa maliciosa, los brazos que pasó tras el cuello de Hyden—

𝘚𝘰... what about you make a photo now, mhm .ᐣ

—Lo atrapó con los labios al inclinarse. La mano libre que chasqueó delante del cigarro para encenderlo, antes de apegarse ligeramente a él. Estaba... ¿cariñoso de más? Eso no solía ser usual en él—

Mañana compraré más de estos.

perteneciente al mismísimo diablo. Aprovechó la mano como punto de apoyo, queriendo escabullirse al pasar bajo el brazo que le hacía de prisión—

le conseguía poner nervioso por tardar en responder. A propósito, reposó la mano en sus abdominales, sus dedos deslizándose hacia arriba por esa camiseta ligeramente sudada—

Ese susurro me ha puesto cachondo, 𝘩𝘦𝘭𝘭𝘩𝘰𝘶𝘯𝘥. ¿Vas a acabar tú conmigo?

—preguntó con diversión, esa medio sonrisa

—La risa llegó a los labios del brujo, sin decir nada hasta que fue acorralado. En efecto, disfrutaba de saber que /todos/ les estaban mirando en aquel gimnasio. ¿Cómo no? Un demonio de dos metros y el chico más popular de la Universidad.

Mantuvo el silencio sólo para comprobar si

usar su magia para congelar su piel; y no sólo eso, si no que el ambiente a su alrededor comenzó a tornarse cada vez más frío, el aire helándose. Corrientes de viento apareciendo, los troncos de los árboles crujiendo—

Suétame —le ordenó, alzando ligeramente la voz—

del demonio, sus dedos a propósito volviendo al hueso de su cadera, delineando su recorrido—

El ejercicio te ha quemado el cerebro, ¿cierto?

O podrías hacer ambas —sugirió, ladeando la cabeza. Se dejó atrapar, aunque giró sobre sus talones para caminar hacia el frente. Destino: las duchas del gimnasio. En el camino, había varias personas, a sus ejercicios. Cain no se le ocurrió otra idea mejor que rodear la cintura

vello de su nuca, el apodo no ayudando en absoluto. Entonces, sin hacer una respuesta verbal, el brujo llevó la pierna hacia atrás, propinándole una patada en la espinilla al tiempo que sus dientes se hincaron en el brazo que lo contenía. Claro que Cain Hellstrom iba a salir así—

buscó la mano ajena, que rozó con los dedos propios, para hablar más bajo—:

Well. I would like you to be the author of my death. You know, in a couple of years or so.

𝘈𝘯𝘥 eat me. I won't lie, it turns me a little bit. Being almost the villain of your story sounds hot.

—Como siempre, Cain tendía a esa parte cómica. Sin embargo, lo último que dijo el demonio le dejó pensando. Podía haberlo añadido a su repertorio, y no lo hizo. Desde su posición,

—El brujo no pudo evitar reír, corto pero sincero. De esas risas naturales que aparecen cuando se está en total confianza con alguien. Se le quedó esa sonrisa estúpida en el rostro, por una vez siendo él quién callaba y Hyden quién no paraba—

Romantic, isn't it .ᐣ thinking about killing me.

Me he acordado. Yo que sé.

—Alzó los hombros con desgana, siéndole difícil decir lo que realmente quería. Al menos, lo había intentado. Se giró para llevar una mano a los cabellos ajenos, sin mucho más que hundirse en sus rizos, distraído—

¿Te siguen quedando cigarros de sabores?

Queda mucho más atractivo si lo pides, ¿sabes? —se quejó tras que le hubiera “usado” de mechero. El humo salió con el suspiro, casi todo el aire abandonando sus pulmones. Incluso, dejando que el quemazón de la falta de este le recordase que seguía ahí presente—

No, evidentemente.

—Frunció el ceño ante el cigarro robado, una mirada fugaz que se clavó en los oscuros ajenos, antes de seguir a lo suyo. Chasqueó los dedos, encendiendo únicamente el cilindro propio. Calada larga y... por fin dijo algo más—

En unos días se celebra una asamblea de brujos. Mundial.

acompañó con el pulgar de su diestra, aún anclada a la cadera del demonio, definiendo el hueso de esta, deslizándose a delinear los abdominales bajos. Y entonces, se escaqueó de su cercanía con una risa, caminando hacia atrás—

Vamos a la ducha, después podemos... 𝘊𝘢𝘻𝘢𝘳, ¿mhm?

—A decir verdad, Cain también tenía calor, y no lo arreglaba el hecho de estar tan pegados. Ladeó la cabeza sin perder el contacto de sus frentes, rozando su nariz con la impropia, con una comisura alzada—

Con lo que se te ciñe la ropa así... —dijo, ese tono de diablillo suyo que lo

¿Es que acaso tienes prisa, hellhound? —dijo en tono chulesco, tratando de esconder el que casi se cae al suelo—

Respondió a la pregunta poniéndose en pie de una, como un resorte. El brujo no se cortó tampoco en mirar cómo se transparentaba la camiseta ajena hasta que... le vino el mareo por la rapidez del movimiento. Manos que ancló a las caderas del demonio, con una sonrisita—

Evidentemente, 𝘩𝘢𝘩.