—Dispara, de qué se trata ese favor.

« dramática, disfrutando del momento—, un soldado herido puede ser mucho más peligroso de lo que aparenta. Así que, ten cuidado... no querrás llevarte una sorpresa desagradable.

Su tono era ligero y juguetón, pero en su mirada había un destello que indicaba que estaba lista para cualquier desafío.

« su rostro.

Se tomó un instante para reflexionar antes de seguir, como si estuviera sopesando cada palabra que la Gryffindor había dicho.

—Y sí, tal vez tengas una confianza excesiva, pero oye, eso es lo que hace que todo esto sea tan divertido. Aunque permíteme decirte algo—hizo una pausa »

Soltó una risa suave, casi burlona, mientras se inclinaba ligeramente hacia adelante, como si la conversación le resultara sumamente placentera.

—¿Aceptado la derrota de Slytherin? Vamos, Mckinnon, no necesito reconocer lo que no va a suceder—respondió, dejando que una sonrisa pícara brotara en »

Permaneció inmóvil hasta que la retiro, después asintió y le dedicó una amable sonrisa.

—Lo más probable, no es que haya estado jugando entre hojas—solía pasar—. ¿Ibas a algún lado? No sueles frecuentar mucho esta zona.

—No puedo negar que algunos lo sean, en eso tengo que darte parcialmente la razón. Pero si llegan a sus oídos, yo no dije nada.

« a ti, diría que no se trata tanto de descuido, sino más bien de exceso de confianza lo que acaba matando al soldado.

—Vaya, qué pena que no vayas a hacerlo. Tendrás que buscar a alguien que realmente quiera ser tu animadora, porque seguro que yo tendré mejores cosas que hacer ese día.

La morena esbozó una sonrisa ladina, y su tono fue jovial.

—Y el dicho muggle... bastante pintoresco. Aunque, si lo aplicamos »

Se queda quieta en cuanto la escucha, esperando saber de qué se trata.

—Oh, gracias. Ni siquiera me había dado cuenta. A saber cuánto tiempo llevaba paseando la hoja.

—Tómalo como quieras, lo vas a ver como un reto, diga lo que diga—en parte lo era, sin embargo, no lo admitiría—. ¿Y me lo vas a reservar tú? Aw, que detallista—comentó con la clara intención de molestsrla un poco.

—Segurísima, un error no se repite dos veces.

—Por esta vez, pero en otra ocasión deberías ser más ingeniosa, porque lo mismo no te va a funcionar dos veces—esbozó una sonrisa ladina—. Me temo que eso os tocará a vosotros, así que, para veros hacerlo, sí estoy preparada.

—¿Ah, sí? Pues te aseguro que mi imaginación está perfectamente alineada con la realidad.

Tenía razones para creerlo así, simplemente no daría detalles.

—No estoy segura de si debería sentirme halagada o aterrada por tu zalamería. Aunque, siendo sincera, diría que tienes una forma peculiar de llamar la atención.

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