Esa capitular es criminal.

Sigue crítica pero al menos vuelve a estar consciente. Más velitas, por favor. 🙏

Ufff, le quiero muchísimo.

Dato relacionado con el bar pero no con Tomasín: allí se piden las llaves para visitar el monasterio de Obona y su precioso Cristo románico.

A los jovencitos también, pero al menos no se ponen el móvil a la altura de la cara con el brillo al máximo.

Descarto ya la Opción A porque el primer y único match que hice fue con un fan treintañero de Harry Potter (cómo no). Pues nada, se viene sacarse la licencia de radioaficiona.

Aquí está la lista entera por si a alguien le interesa, fin.

31. Frightmare (1974), Pete Walker. Quiero lo que tinenen (una pareja que encubra mis crímenes y mi gusto por la carne humana). Disfrutona y sangrienta para los estándares británicos de la época. 6/10

30. Vermines (2023), Sébastien Vaniček. ¿A quién vas a llamar cuando tengas una plaga de arañas asesinas en tu edificio? A la policía no, desde luego. 5/10

29. Trampa infernal (1989), Pedro Galindo III. El asesino de este slasher es un veterano de Vietnam con una máscara barata y un guante a lo Freddy Krueger. Pues ok. 5/10

28. Highway Hypnosis (1984), Ken Camp. ¿Es esto un SOV estructuralista gay y de terror? No lo sé, pero me flipa. 8/10

27. Habit (1995), Larry Fessenden. Cierro lo que llamo la “Trilogía de vampiros neoyorquinos intensitos de los 90”: The Addiction, Nadja y Habit. La más flojita de las tres, sorry. 6/10

Intentando terminar este hilo el 10 de noviembre, soy un desastre.

26. A Desert (2024), Joshua Erkman. Estéticamente tiene todo lo que me gusta (desiertos, moteles y edificios abandonados uff), pero ya. Aún así es un debut *algo* interesante y probablemente siga de cerca la carrera de Erkman. 5/10

O pillarse esa traducción pocha o la edición en inglés impresa por Amazon. Todas las opciones son malas. 🙃

Bajar al chigre a tajarse todos los días es una afición mucho más sana.