No entiendo bien el callejero de Madrid. Figuras como Narváez o Martínez Campos deberían ser arrojadas al olvido. Por cierto, Galdós no les profesaba mucho cariño.

Bodega es auténtico 🤭🫠

Me has dado motivo para releer la escena de Bodega trayendo el chocolate y encasquetándole el chaleco a Narváez en postura de banderillero. Unas carcajadas nunca vienen mal. Gracias.

Galdós decía: "Fórmulas equívocas del requiebro de las calles, nacidos de la mala educación y de la falta de respeto a las mujeres".

Natan, de la trama de Ábalos, dice:

Bien nos lo recuerda #Galdós en #Trafalgar: tras haber recibido la paliza del siglo por parte de Nelson y la armada británica, los ingleses se dedicaron a recoger heridos y náufragos españoles y franceses, cuidarlos y llevarlos a un puerto seguro. Funciona así.

Gracias.
Por volver a encender la chispa del calor de los libros (cosas mías). También por reivindicar a Fortunata y Jacinta donde otros hablan de folletín.
Pero, sobre todo, por escribir bonito sobre temas bonitos.

Y no solo eso: su amor por Madrid no le impide poner la ciudad a caer de un burro, especialmente sus veranos (y eso que entonces había más árboles que ahora).

Galdós no se corta un pelo hablando mal de tierras que amaba. No hay más que leer Cuarenta leguas por Cantabria, especialmente el contenido dedicado a Santillana del Mar, para alucinar muy fuerte, sabiendo lo que disfrutó de su villa de San Quintín en Santander.