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Quienes nos dicen que miremos a Viena nos confunden y solo agravan el problema xq esa solución es falsa e inmoral. Pura política de marketing simplista. No se puede hablar del parque público de Viena sin conocer su contexto. Hoy escribo sobre ello en El Confidencial.

Para gestionar un cambio del péndulo tan profundo y largo como el que viene requiere de inteligencia, finura, historiadores y filósofos. Sino, las caidas del caballo serán tan inmensas como la fé de los conversos

Pero esa actitud flexible es muy complicada. Un ejemplo son los 50 actos previstos sobre el fin del franquismo. No parece vayan a incluir aquella gran lección que dieron los "aperturistas" y que dio lugar a la Transición.

Pocas veces entiende el poder menguante que la flexibilidad en los principios es la mejor opción para salvar los muebles y que perviva algo de tu paradigma. Entender que el cambio ocurrirá y que hay que saber pilotarlo es la estrategia más inteligente.

Por eso aparecen las censuras y quien sabe si una deriva aún más autoritaria. Ha ocurrido muchas veces, porque la corriente en su contra es cada vez mayor y revertirla es cada vez más titánico.

Por eso aparece un mayor celo con el control de la información, acusando de manipuladores a los rivales y de desinformados por bulos a sus seguidores que cada vez aumentan más y más.

Además ocurre que a lo largo de la historia, en los cambios sociales y culturales de gran calado, quienes defienden al paradigma menguante tienden a volverse más autoritarios y violentos conforme pierden poder.

Yo creo que eso ocurre hoy a la inversa. 11S, Iraq, Brexit, Afganistán, Ucrania, Trump… Pero ahora quienes se escandalizan son quienes entonces vencieron.

Las sociedades conservadoras de los 60s, 70s y 80s se escandalizaban con un mundo que se desmoronaba. Perdieron Indochina, Argelia, Vietnam… bandas terroristas, crisis del petróleo, drogas y punkies por las calles, la Movida… Imponer ese paradigma fue muy violento.

El péndulo recién empieza a moverse hacia la derecha, pero le falta mucho tiempo. Quizá otros 50 años? Es lo que duran los paradigmas hasta que sus contradicciones los vuelven insostenibles. Pero todavía cogerá más velocidad.