Mientras estaba en el drama por una extraña reunión, me llegó el mensaje (que obviamente vi hasta después) de un colega para invitarme a un proyecto súper lindo, emocionante y desafiante. Ahí es donde quiero estar. Ahí es donde la vida me recuerda que debo estar.

Mi mamá fue la hija menor, sé que recibió mucho amor de su mamá y la extraña siempre, pero también rompió con las lógicas de sumisión de las mujeres de aquella época. Me gusta pensar que la abuela estaría orgullosa. 💜

"¿Qué se sentirá buscar pedazos en un lugar donde sabes que no vas a encontrar?": Julia Rendón Abrahamson.

"Es auditivo, una persona sonora. Oye desiertos, dunas y hojas, pero no me escucha a mí. O no quiso escucharme, mi decir le daba miedo": Julia Rendón Abrahamson.

Al final se resolvió, el teléfono resucitó, sí fui a cenar y sí envié las notas, pero el ratito de caos se suma a las emociones fuertes de fin de semestre.

... pero faltaba el Uber, el envío de esas notas por Whatsapp (no, no tengo la app de escritorio en la compu del trabajo), los otros mensajes y un largo etcétera.
Otro amigo fue testigo de mi drama cuando intentaba reiniciar mi teléfono y parecía que no funcionaría más.

En gran momento, a mi teléfono le pareció buena idea pasmarse y me quedé incomunicada un rato. Corrí a la oficina y marqué a la extensión de mi amiga, pero no estaba; llamé a la secretaria para pedirle el número y avisarle. Eso era lo de menos, estar en el mismo lugar facilitaba las cosas...

Me niego rotundamente a qué absorba el tiempo de la vida no académica. 🥲