Y ese refuerzo de la democracia pasa, también, por no asumir como propia, por parte de los jefes de gobierno, la decisión acerca de si Europa debe enfocarse en la preparación de una supuesta guerra. No se puede hablar del fin de la paz sin el consentimiento de la ciudadanía que pagaría por ello.

Además, debería causar una reacción en sentido contrario a los autoritarismos. A apostar por liderazgos múltiples que hagan del consenso su herramienta natural. La democracia frente a la fuerza.
Y sin caer en viejos tabúes acerca de bloques geopolíticos. Hay que emanciparse.