Sí, desde luego. Primero escribía a mano, en un cuaderno, y corregía varias veces antes de ponerme con la máquina, y aún así era más lento y reflexivo. Ahora lo hago sobre el ordenador según va surgiendo y ya corregiré. Cambia mucho.

Jo, mil gracias. Que recuerden las palabras de uno es un privilegio y anima en los malos días, y en los peores. No se me ocurre ningún motivo para dejar de hablarte, solo tengo gratitud.

Me falla porque los gatos no tienen pulgar oponible, pero me mola. De la psicología de las casas encantadas, la identificación del sótano con el subconsciente o el desván con el superyo pues habría tela por cortar.

Cierto.

Pues para rematar, viene Almeida a dar el pregón de las fiestas, que aún estoy flipando con la noticia. Estamos como queremos.

Echado, apetece mucho