¿Y solo un 20% de subnormales?
No insultemos la capacidad del ciudadano cazurro patrio para entrar a comentar este tipo de imbecilidades.

Yo estuve hasta las doce. Pero un año le tocó a mi madre ser presidenta, y apareció sobre las 2.

Dos veces nos tocó contar en mi mesa y yo, que tenía 30 años, tuve que poner orden entre dos interventores que me duplicaban la edad que se calentaron de más. Allí cambia alguien una papeleta de montón y sale manco.

Tal cual. Un domingo pringando allí desde las siete de la mañana te quita todas las tonterías.

Por eso digo. Que solo eso garantiza un sistema más transparete que las lonchas de jamón serrano de los paquetes del Mercadona.

Y, además de que el sistema lo impide, hay una cosita determinante que asegura al 100% la fiabilidad: hasta que la cosa no cuadra en la mesa, NADIE PUEDE IRSE A SU PUTA CASA.

6.500 pesetas (39 euros) se gastaron los Reyes Magos en 1995.

—¡Se me ha subido!
—¿El peloti?
—¡El gemelo!
—¿Seguro?
—Sí. Bueno, no.