Pero claro, si ese periplo de gore, trasplantes y scifi magufa da como conclusión el final más putísimamente loco, idiota y brillante del mundo, pues bien vale atravesar momentos propios de una peli mala de Ari Aster.

Desde luego, se nota por todos lados que es hija del Free Cinema, tanto el de Tony Richardson como el de Ken Russell. Cuando no da con la tecla, es horrible; pero cuando sí que acierta, es brillante. Me sobra mucho del mad doctor y me atrapa el caos burocrático de realiza y sindicatos, por ejemplo.

Alauda Ruíz de Azúa es una narradora extraordinaria. Tiene una habilidad pasmosa para poner ante tus ojos miradas y gestos que lo cuentan todo, la desesperación, el cariño impotente, la ausencia de alternativas, el dominio sobre gente perdida. Es una cinta maravillosamente contenida y trágica.

Luego tiene dos problemas de estructura: las 3 historias no suman apenas información nueva, solo cambian el punto de vista pero para cuando llega Idris Elba todo está contado; y como se encamina a un final sin final, deja la sensación de que huye del debate moral, no lo genera como es su intención.

Pocas dudas de que esta es una peli post-11S que solo tenía sentido en el pánico al terrorismo internacional entre 2005 y 2015. Ahora, con una manada de monos con ballesta ocupando cada puesto del gobierno, es ciencia ficción siendo positivos. La hicieron pensando que ganaba Kamala.

Not that Google was ever good, but this cartoon is a good summary of now.

Y luego te gastas a saber cuánto dinero en anuncios haciendo lobby político para que aprueben una ley que les daría acceso a muchos más datos personales de sus usuarios que ahora, bajo la excusa de luchar contra la pornografía infantil o cualquier otra mierda.

A la peli le habría ido mejor con más presencia de Chris Addison y menos de Rob Reiner, con más desarrollo de Valerie Franco y Fran Drescher y menos cameos de famosos, con más perspectiva del paso del tiempo y las modas y menos intento de repetir los mismos patrones. Bastante fallida, por desgracia.

Es larguísima y no ocurre nada.

Ojalá la incapacidad intelectual y emocional, la vagancia y la estupidez, fuesen criterios para no votar a determinadas personas, sean cuales sean sus siglas.