Dõ Pedrito, fiel a ſu verbo, gloſa exzelſos datos del reyno y aſſegura que los pleueyos, aun cõ tallas de priuaziones, verã la bendiziõ de politicas progreſſiſtas, maguer que la bolſa ſiga mas famelica q̃ alcancia de eſtudiãte.

Cõ inuocaziõ a munizipios y reynos autonomicos para ſe plegar a la cauſa, ſueña el Gobierno en red de tranſporte vnida. Empero, los dineros publicos parecẽ el vnguento de Fierabras: todo lo curã, ſaluo el mal de la viuiẽda.

Miẽtras las diatribas vuelã como rapoſas por corral ageno, vnos hablã de txiſtorras y billetes de quinientos, otros de ſanidad axada y abortos vetados, y todos, al fin, vẽdẽ humo qual trileros en plaça mayor.

¿Y que dezir de los varones que, tras ſiglos de regir y mandar, temẽ q̃ el feminiſmo les deſcabalgue del burro? Zapatero ſentenzia: apenas empieça la juſta, y ya gimẽ ſus ſeñorias como ſi les quitarã la miſa y el roſario.

Doña Maria Ieſſuſa Montera, eſpada de Haziẽda, promete firmar la anhelada quita de la deuda que dõ Iuanma rehuye como ſi fuera bula papal del ſiglo paſſado. Anſi, entre hipocreſias y temores, el PP bayla al ſõ de Vox, ſin partitura ni tino proprio.

Dõ Iuanito Peynado, tã zeloſo en la peſquiſa como eſcaſo en euidenzia, imputa a la dama por influenzias, intruſiones y ſoftware gratuyto, mientras inora q̃ las monedas jamas roçarõ ſu faltriquera. ¡Oh, la juſtizia, mas ſe farſca que drama!