«La desgracia del hombre proviene de no saber permanecer en reposo en una habitación», de mamá, lectora de Pascal, que me la decía con chufla cuando de adolescente quería ir a la discoteca.
«La desgracia del hombre proviene de no saber permanecer en reposo en una habitación», de mamá, lectora de Pascal, que me la decía con chufla cuando de adolescente quería ir a la discoteca.