o con los aranceles que se han pagado en EE. UU. para que la materia prima llegue a sus fábricas, he ayudado a empobrecer a trabajadores de Asia o África para que un puñado de la población estadounidense se haga rica.

más bien, me sentiré aliviado sabiendo que mis elecciones consumistas son reflejo de mis valores, y con la compra de ellos no pago bombas que caigan sobre la población civil de cualquier parte del mundo,

no tengo participación en Meta o Microsoft, y mucho menos en Tesla. Cuando necesito comprar algo, prefiero consumir marcas que no financien ninguna guerra con sus impuestos. Renunciar a productos icónicos como Nike, Chevrolet o iPhone no significará el fin del mundo para mí;

de hecho, con más de 11.000 millones de personas en el planeta, hay una vasta red de mercados y relaciones comerciales que no giran en torno a una única nación.
Yo no poseo acciones de ninguna de esas gigantescas corporaciones que parecen controlar la narrativa: he eliminado mi cuenta en X,...

Igual que la mayoría de la población mundial, yo no resido en Estados Unidos, y el vaivén de sus aranceles no afecta directamente mi día a día. No tengo industrias que dependen de exportaciones hacia Estados Unidos;

La narrativa que los medios nos han vendido nos hace creer que nuestras vidas están en peligro constante, que nuestro bienestar, nuestros trabajos, e incluso nuestra paz dependen de decisiones tomadas al otro lado del océano. Pero, ¿realmente es así?

respaldada por un pequeño grupo de ricos y apoyada por 77 millones de votantes, puede moldear las decisiones que impactan en la vida de 12.000 millones de seres humanos. Me pregunto, ¿por qué permitimos que el 0.65% de la población mundial tenga tanto poder sobre nuestro presente y futuro?