el hacerte el misterioso.

—se quejó un poco. Cruzó sus brazos, pensativo. Mirada perdida en cualquier punto—

Pero entonces... Si hasta nosotros huimos, significa que querrán hacerse con parte de la ciudad. Teniendo en cuenta que nuestra mafia está siendo la más poderosa.

—Tomó el cigarro ofrecido, haciéndole ilusión que lo compartiera con él. Hasta algo tan simple como aquello podía cambiarle el ánimo. Dio una calada, siendo bastante delicado, 𝘧𝘦𝘮𝘦𝘯𝘪𝘯𝘰 en su acción—

Mhm. Sí, lo entiendo. No te costaba mucho decírmelo en un inicio. Ya sé que te va

que se diesen cuenta ya tendrían una puñalada encima.

al cigarro sobre estos. Se quedó unos segundos así, hasta que habló—

Creía que esa era tu baza. Que piensen que eres inalcanzable hasta para que no se atrevan a ir por ti. Y además, ¿por qué huimos en vez de contraatacar? Tus poderes. Yo también puedo, encandilaría a cualquiera, antes de

—La voz de Keiran en cercanía siempre conseguía provocarle un escalofrío que recorría toda su columna.

Tomó el ticket y le siguió, como hacía siempre. Como haría siempre. La correa invisible de la que tiraba el mafioso hacia él.

Escuchándole, bajó la mirada a sus labios,

—Angel se apegó al cuerpo del mafioso, pero, no rodeó su cuerpo ni similar. Se sentía extraño ante aquella situación, un nudo formándose en su estómago—

Te oigo. Pero no lo entiendo; nadie puede contigo. Tienes seguridad contratada. Ir en tren no me parece una buena opción si nos siguen.

¿El tren?

—Angel sonó ligeramente molesto. ¿Por qué iban a coger el transporte público? La costumbre de la privacidad de vehículos con los que se movía a diario era el culpable. Agarró las asas de la mochila con cada mano, siguiéndole—

¿Alguien viene por nosotros?

—El rubio se tensó de golpe al escucharle. Podía decir que temía más ese tono, que un trueno.

Obedeció, mochila a la espalda. Sin embargo, Angel necesitaba expresar sus dudas—

¿A dónde nos vamos?