‹ entrecerrados, antes de acercarse de nuevo hasta él y darle un besito en la punta de la nariz.—

Viajaremos, te lo aseguro. Pero en unas semanas. Así que respira, ragazzo.

‹ importante, no pienso salir de esta villa y mucho menos de esta isla.

—Admitió, con voz calmada y suave. Había sentido la temeridad en su marido, y era algo que no podía permitir. No, cuando ni ella misma quería viajar a Milán ya.

Relamió sus labios hinchados y le miró con los ojos ›

—Aunque sin soltarle, Lucía permaneció acariciando el cabello más corto de la nuca del capo, de manera despreocupada.

Le gustaban esos acercamientos y también cuando ponían tierra de por medio.—

Tesoro, viajaremos cuando sea inevitable que vaya a Milán. De momento y si no es algo demasiado ›

‹ muchísimo que no los veo y estoy segura de que se alegran de vernos. Tenemos que contarles que nos casamos y que estamos esperando un pequeño Alien.

—Dijo en voz baja y entre beso y beso, recorriendo el cabello más corto del siciliano con los dedos.—

—Cada vez que sus labios se unían y se dejaban llevar, Lucía corroboraba una vez más lo mucho que necesitaba de esos besos para mantenerse con los pies en la tierra.

Sus manos, con la delicadeza que la caracterizaba, acabaron en la nuca y en el cabello oscuro del capo.—

Cuando quieras. Hace ›

‹ lentitud se movió lo necesario como para que sus labios se rozaran, antes de acortar la breve distancia y besarle.

Era un beso suave y comedido, pero cargado de esas ganas que últimamente siempre sentía.—

‹ llevarte. Romeo y Julieta te cogieron cariño.

—Dijo, antes de que el de cabello oscuro se acercase a sus labios y los lamiera.

En ese momento se olvidó de la cuchara y también de la adorable pareja de heladeros de su ciudad, ya que era difícil no caer en la tentación que Massimo era.

Con ›