Pero lo imposible tiene un precio. La crisis del petróleo lo hizo insostenible, y luego llegó la tragedia: 25 de julio del 2000, París, un fragmento en la pista, una explosión, 113 vidas segadas en 120 segundos.
Pero lo imposible tiene un precio. La crisis del petróleo lo hizo insostenible, y luego llegó la tragedia: 25 de julio del 2000, París, un fragmento en la pista, una explosión, 113 vidas segadas en 120 segundos.
Hubo un tiempo en que cruzar el Atlántico en tres horas no era un sueño, sino una realidad, y ese tiempo tuvo un nombre: Concorde. Un milagro de la ingeniería franco-británica, una flecha blanca que surcaba el cielo a Mach 2.04 (2.180 km/h).
Hubo un tiempo en que cruzar el Atlántico en tres horas no era un sueño, sino una realidad, y ese tiempo tuvo un nombre: Concorde. Un milagro de la ingeniería franco-británica, una flecha blanca que surcaba el cielo a Mach 2.04 (2.180 km/h).