+ que encontré para ti? —Preguntó mientras caminaban, porque suponía que irían allí—.

+ Pero pensaba que querías pintarme tú a mí.

+ que solía pintar y dibujar en el pasado ya no estaba ahí, así que al final desistió.

Al entrar en la tienda, los enormes ojos de Armand, esos que siempre parecían ir cargados de inocencia, observaron a su alrededor con verdadera curiosidad—.

¿Y qué quieres que dibuje? Hm, está bien... +

+ mucho con ciertos... mundos —y también era bastante selectivo, no se acostaba con cualquiera—.

¿Tú sueles frecuentar sitios así? —Se abrazó más a su brazo, mirándole con esos ojazos ámbar oscuros llenos de curiosidad. Disfrutaba de su compañía, tanto charlando como teniéndolo entre las piernas—.

+ Jess con una ceja pelirroja alzada, curioso—.

Perdona mi ignorancia, ¿pero qué es eso de dungeons?

+ estás tú? —Le acariciaba el bíceps distraídamente, intercambiando la mirada entre Jess y el camino—.

+ inferior—.

Entonces volveré a posar para ti si es tu deseo, cuando quieras.

—Marius podría estar mintiéndole, diciéndole únicamente lo que él quería escuchar, pero Armand le creyó. Quizá porque le pareció sincero, o tal vez porque necesitaba desesperadamente creer que era sincero.

El beso en el dedo envió un suave hormigueo por todo su brazo y él se mordió el labio +