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En resumen, el jet lag no es solo un problema de sueño. Es una combinación de factores: el desajuste del reloj biológico, la presión de cabina, la falta de oxígeno, la deshidratación y los cambios hormonales. Pero hay formas de aliviarlo y adaptarte más rápido.

Tu cuerpo también responde a las señales externas como las comidas. Comer según el horario local puede ayudar a ajustar tu reloj interno. Aunque no tengas hambre, adaptarte al nuevo horario de comida puede reducir el tiempo que tu cuerpo necesita para sincronizarse.

Otro aspecto importante son las hormonas. La melatonina, que regula el sueño, y el cortisol, que controla el estrés, se ven alterados con el cambio de horario. Esto no solo afecta tu sueño, sino también tu digestión, tu energía y hasta tu estado de ánimo.

Además, la inmovilidad durante el vuelo juega un papel importante. Estar sentado durante muchas horas reduce la circulación sanguínea, lo que te hace sentir aún más agotado al llegar a tu destino. Por eso es tan importante moverse un poco durante el vuelo.

A esto se suma la deshidratación. El aire de la cabina es muy seco, con menos del 20% de humedad, lo que seca tus mucosas y acelera la pérdida de agua en el cuerpo. Estar deshidratado intensifica los dolores de cabeza, la fatiga y el malestar general.

Esa ligera falta de oxígeno, llamada hipoxia, no es peligrosa, pero sí afecta a tu cuerpo. Por ejemplo, puede disminuir tu capacidad de concentración, hacer que te sientas somnoliento o aumentar la sensación de fatiga. Esto agrava el malestar típico del jet lag.

El avión también tiene algo que decir. Las cabinas están presurizadas a un nivel que simula estar a unos 1.800-2.400 metros de altitud. Esto reduce la cantidad de oxígeno en la sangre, algo que los pasajeros sanos apenas notan, pero que contribuye al cansancio y la confusión mental.

La luz es el regulador principal del ritmo circadiano. Cuando llegas a un lugar donde el sol sale o se pone a horas muy distintas, tu cerebro tarda días en ajustar la producción de melatonina, la hormona que controla el sueño. Por eso cuesta tanto dormir o estar alerta.

Tu cuerpo tiene un reloj interno llamado ritmo circadiano, que regula el sueño, el hambre, la energía y la temperatura corporal. Este reloj está sincronizado con el ciclo de luz y oscuridad del lugar donde vives. Pero al viajar rápido entre zonas horarias, todo se descontrola.

Un saludo Fernando!

Más bien... hahah

Imagínate ir con eso a trabajar...

Había que ser muy valiente para ponerse a los mandos del aparato...

Bua este no me lo conocía!! que bueno! Gracias por compartirlo con todos😋

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