Bilbao.

18 años tenía yo cuando se grabó este concierto en Las Ventas… entonces creía en la utopía de otro mundo posible y necesario, como sigo creyendo ahora.

El dolor de perder a una madre.
Los años pasan y su ausencia se nota más, duele más, pesa más.
Miras hacia atrás y piensas en todas y cada una de las decisiones que tomaste sin ella.
Hoy no es una fecha especial, tan solo un día más extrañando los casi 47 años sin ella.

Santiago de Compostela.
Noche de jueves.
El frío cala hasta los huesos pero la compañía, las cervezas y abrazos te hacen sentir como cuando eras un hombre vestido con ropa de joven dispuesto a vencer la madrugada.

Viven en una burbuja.
Sus hijos no ven más allá del entorno de colegio privado y ropa de marca.
Viven en un mundo blanco, hetero y clasista.
Su mundo no es el nuestro. No intentéis dialogar con ellos, es perder el tiempo.

“Hay que ser feliz aunque solo sea por molestar”

Joaquín Sabina.

La puta ansiedad de tener que crecer porcentajes de dos cifras todos los años.
La puta ansiedad de tener que responder ante unos resultados que dependen de múltiples condicionantes externos.
La puta ansiedad que no se trata en una consulta porque el capitalismo solo tiene una cura: Revolución.

“La libertad solo es visible para quien la labra”

Y Mariana. Silvio Rodríguez

¿Por qué nuestros padres parecían más viejos?
Quizá porque vivieron.
Quizá porque enfrentaron sus luchas en la calle y no en una pantalla.
Quizá porque la vida pasó sin alcanzarnos el rostro.
Quizá porque cambiamos el “vive deprisa y muere joven” por un pasar de perfil hasta la muerte sin vida.

Hubo un tiempo en este país en el que los fascistas se escondían, como lo que eran, en las alcantarillas. Sabíamos que estaban ahí, pero se avergonzaban de exponer su vómito cerebral.
Hoy se exponen y alardean de su racismo, su homofobia… Es deber de todos que vuelvan a su hábitat natural.

Y si amanece por fin.. y los sueños vencen a la realidad.

Las consecuencias del cambio climático acaban con la vida de más de 230 personas y suben en intención de voto los negacionistas del cambio climático.
No nos merecemos esto.

Crecer en un barrio obrero, multicultural, forja la conciencia de clase que acompaña el resto de la vida. Esa que enseña que los problemas de uno son responsabilidad de todos.

Les compráis la falacia de que todos los políticos son iguales, os quedáis en casa, y luego ellos van a votar en manada.

Atrás quedaron las conversaciones fluidas entre amigos compartiendo cervezas y sueños.
Cambiar de lugar, de entorno social, cuando todo eso ya se ha forjado, solo deja silencios incómodos que tapar con diálogos banales y medidos, para no ofender sensibilidades.
Y es una mierda.

Perder la esperanza es un lujo que no podemos permitirnos, porque revolución no es una utopía, es una necesidad de la que depende el futuro.