nsfw | dead dove | parody +21
——Aún no lo sabía realmente, solo sabía que Padre le había mandado bajar y él simplemente extrapoló lo que tenía que hacer.—
Alzó sutilmente una ceja, mirándole.
—¿Y tú qué haces aquí?
Se encogió de hombros con simpleza, envolviendo entre ambas manos la taza que el demonio le ofrecía. Se la acercó a los labios, tomando un sorbo mientras miraba a Asmodeo por encima.
—¿Solo porque el café se ha
— Se acercó hasta la cafetera, buscó una taza donde servirle y echarle un poco de leche. Sobre el platito, le dejó azúcar, sacarina y una cucharita.
Tras servirsela, volvió a su café;
+
—𝘘𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘰, yo jamás le suplicaría a nadie que prefiere beberse un puto café que meterse entre mis piernas.
Demasiado orgulloso como para rebajarse así. A Belial había que desearlo, idolatrarlo, ansiarlo. Y +
Se encogió de hombros con simpleza, envolviendo entre ambas manos la taza que el demonio le ofrecía. Se la acercó a los labios, tomando un sorbo mientras miraba a Asmodeo por encima.
—¿Solo porque el café se ha
—𝘘𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘰, yo jamás le suplicaría a nadie que prefiere beberse un puto café que meterse entre mis piernas.
Demasiado orgulloso como para rebajarse así. A Belial había que desearlo, idolatrarlo, ansiarlo. Y +
No es avaricia. Es precaución. Quiero disfrutar de mi café en paz, no quiero que me pidas que te ponga contra la mesa o que te me arrodilles y me ataques a la bragueta.
»
Hizo un pucherito con los atractivos labios, siempre con ese brillo de divertida perversión en la mirada.
—Está bien, me pondré una taza. ¿Dónde están?
Liberó la taza de Asmodeo, pero no se zafó de su agarre.
—𝘘𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘰, yo jamás le suplicaría a nadie que prefiere beberse un puto café que meterse entre mis piernas.
Demasiado orgulloso como para rebajarse así. A Belial había que desearlo, idolatrarlo, ansiarlo. Y +
Hizo un pucherito con los atractivos labios, siempre con ese brillo de divertida perversión en la mirada.
—Está bien, me pondré una taza. ¿Dónde están?
Liberó la taza de Asmodeo, pero no se zafó de su agarre.
MI café. Si quieres más, tienes la cafetera llena.
—Me encanta ser bien recibido.
Hizo un pucherito con los atractivos labios, siempre con ese brillo de divertida perversión en la mirada.
—Está bien, me pondré una taza. ¿Dónde están?
Liberó la taza de Asmodeo, pero no se zafó de su agarre.
—Me encanta ser bien recibido.
No. Para nada. Eres bien recibido.
—Si no te importa, yo encantado.
—Me encanta ser bien recibido.
Alzó sutilmente una ceja, mirándole.
—¿Y tú qué haces aquí?
A él jamás lo cambió, no hasta que decidió seguir a Lucifer, al menos.
Alzó sutilmente una ceja, mirándole.
—¿Y tú qué haces aquí?
—Si no te importa, yo encantado.
—Si no te importa, yo encantado.
A él jamás lo cambió, no hasta que decidió seguir a Lucifer, al menos.
——Padre/Madre/Dios había cambiado de Querubines tantas veces que…le costaba saber quiénes eran.—
A él jamás lo cambió, no hasta que decidió seguir a Lucifer, al menos.